marzo 22, 2018
Intervención en la sesión por la Ley de Financiamento Produtivo

 

Estamos tratando una iniciativa con un título que es “financiamiento productivo”. Y tal como nos tiene acostumbrados el gobierno cuando presenta proyectos, los títulos siempre son plausibles y presentan principios o eslóganes de campaña dignos de ser aprobados, pero, a poco que uno lee el proyecto, observa que poco tiene que ver con el título.

Por empezar, cuando uno habla de una ley de financiamiento productivo, debe encontrar el mensaje firmado –por supuesto que siempre, como corresponde– por el presidente y el jefe de Gabinete y en este caso, tratándose de un país que cuenta con un Ministerio de la Producción, que quien acompaña y presenta el proyecto de financiamiento productivo sea el ministro de Producción, esto es Cabrera.

Sin embargo, el proyecto de financiamiento productivo, que se presenta como financiamiento productivo para las pymes, está solamente firmado por el presidente, por el jefe de Gabinete y por el inefable ministro de Finanzas Caputo, Luis Caputo.

Se trata de un proyecto de ley que tiene 219 artículos exactamente, pero que dedica a las pymes los primeros 26 artículos, o sea, los 193 artículos restantes tienen que ver con la modificación de la Ley de Mercado de Capitales sancionada por este cuerpo en 2012 y, también, con la modificación de otras importantes leyes, como son  las de obligaciones negociables −también sancionada durante el gobierno anterior− o la de fondos de inversión.

Entonces, uno advierte que no estamos ante una ley de financiamiento o de ayuda para las pymes. Pymes que, por otra parte, por cierto, necesitan ayuda. En el propio informe y en los propios registros del Ministerio de la Producción se dice que entre el último cuatrimestre de 2015 y el tercer cuatrimestre de 2017 desaparecieron 4.900 minipymes y pymes.

Uno esperaba encontrarse no solamente con la factura electrónica, que es el primer título −y que, seguramente, vamos a acompañar en la votación en particular porque es el único instrumento para las pymes que está en el proyecto que se ha enviado−, pero en los 193 artículos restantes, incluso el que se presenta como  la panacea de las hipotecas, se observa que es claramente una ley destinada a acentuar aún más el carácter financiero y de especulación que tiene el actual modelo económico. Son un verdadero festival para la especulación las modificaciones que se introducen y las nuevas figuras legales, financieras y derivadas que se introducen.

Voy a empezar por una breve reseña que significa cuál era la situación actual en materia de regulación de mercado de capitales en la República Argentina.

En 2012, en este mismo recinto se sancionó la Ley de Mercado de Capitales. No había sido un proyecto unilateral, impensado, del gobierno anterior. Obedecía a recomendaciones del Banco Mundial y obedecía también a requerimientos de una institución internacional que agrupa a todas las comisiones de valores del mundo.

Miren, yo voy a leerme encanta siempre recurrir a los debates para entender qué es lo que estamos modificando, qué es lo que habíamos aprobado hace seis años y qué es lo que estamos modificando ahora.

En este caso, estamos en un discurso de cierre y voy a recurrir también a un discurso de cierre que se produjo en 2012, en este mismo recinto, a cargo, por supuesto, como corresponde, del presidente de bloque o de quien decide el presidente de bloque. Y fíjese que los motivos para sancionar la ley que hoy está dándose vuelta como una media eran, por ejemplo, la necesidad de regular los mercados financieros… Leo textualmente, porque no quiero agregar ni sacar una sola palabra: “En la necesidad de regular los mercados financieros ha habido una toma de posición frente a este tema. Cabe recordar que el concepto de la desregulación financiera [de esto se trata esta ley, desregulación financiera], cabe recordar que el concepto de la desregulación financiera [decíamos o decían en aquel momento] llevó a la quiebra de la principal entidad financiera de la principal potencia del mundo, lo mencionó muy bien el senador Giustiniani [otro senador por el socialismo que hoy ya no está aquí en el cuerpo], como el gigante financiero Lehman Brothers”.

Y el orador utilizó una muy buena frase, una muy buena metáfora. Dijo que fue la caída del muro de Berlín en términos financieros. Me pareció una metáfora correcta. Sí. Lehman Brothers, la crisis de 2008, fue una verdadera caída del muro de Berlín, de un muro de Berlín que se había comenzado a construir con algunos ladrillitos como, por ejemplo, la resolución, durante el gobierno del presidente Clinton y la gestión de Larry Summers en el Tesoro de los Estados Unidos, de transformar a los bancos comerciales en bancos de inversión, generando derivados, venta de producto sobre venta de producto, la crisis de las subprime y todo lo que fue la historia de los derivados financieros. No es ni más ni menos que cuando la banca deja de dedicarse a financiar la producción y pasa a querer producir dinero sin que el dinero pase por los circuitos habituales de la producción, del mercado de consumo y de lo que ha sido la base del capitalismo, porque, en definitiva, salvo que Adam Smith o David Ricardo estén equivocados y tengamos exégetas que hayan mejorado su teoría, siguen siendo –usted convendrá conmigo, señor presidente– los grandes teóricos del capitalismo.

En fin, el orador seguía y ponía un ejemplo. Hubo también otros hechos interesantes que remarcar, como el caso de Madoff –creo que ahora hay una película sobre Bernie Madoff–, aquel mítico titular de los mercados electrónicos, del Nasdaq, que finalmente terminó en una estafa monumental, que lo condenó, no sé, a ciento cincuenta, doscientos años de prisión en los Estados Unidos.

Decía el orador: “El mundo ha decidido ir hacia un esquema de regulación de controles muy fuerte del sistema financiero, de las bolsas, de la operatoria y de los valores. Todo este tema está en esquemas regulados de control”.

Y resaltaba un punto muy importante, que es el artículo 20 que hoy este proyecto deroga. Hubo una gran discusión respecto de aquel artículo 20 que, en realidad, fue modificado en la Cámara de Diputados. Y la redacción que aún está vigente no es la que originalmente remitió el Poder Ejecutivo en el proyecto, sino que fue modificada en la Cámara de Diputados, en una discusión, en un debate en la Cámara de Diputados, tan amplio, pero tan amplio y tan participativo que diputados como Alfonso Prat Gay –que había sido presidente del Banco Central durante la gestión del presidente Duhalde y durante la gestión del presidente Kirchner y más tarde fue ministro de Economía de este gobierno– votó esta ley como también lo hizo un diputado, mandato cumplido, como el diputado Claudio Lozano. Fíjese qué arco ideológico y de conceptos tan amplio aprobó la ley que hoy estamos modificando, pero no bajo el nombre de modificación de la Ley de Mercado de Capitales, sino de financiamiento de las pymes o financiamiento productivo.

Y fíjese que el orador en ese momento decía que el último punto tiene que ver con el artículo 20. ¿Qué significa la ampliación del artículo 20, fuertemente cuestionado en este debate? La posibilidad de que la Comisión Nacional de Valores, como órgano de control, pueda poner veedores de una empresa y pueda tomar medidas que estén en la misma línea que aquellas a las que está sujeto el Banco Central, de acuerdo con la Ley de Entidades Financieras, en el artículo 34.

El mismo concepto está incorporado en la Comisión Nacional de Valores. Así es. Tal cual. Es más, se preguntaba el orador que no encuentra razón el hecho de que no se haya insistido en la importancia de este artículo en el debate en Diputados. Lo hizo él al insistir en la importancia de este artículo, que la oposición, o los que se oponían en ese momento a la norma decían que iba a ser un instrumento del gobierno para intervenir empresas, para arrasar con directorios y demás. Bueno, mire, desde 2012 hasta la finalización del mandato no se intervino ningún directorio, no se puso ninguna veeduría y todas las empresas en la República Argentina pudieron tener sus órganos societarios sin que nunca se haya hecho uso de este artículo 20, que reivindicó, como también el 19, las facultades de la Comisión Nacional de Valores, como elementos muy importantes en la materia de regulación. Y lo que está haciendo esta modificación de hoy, más allá de crear o receptar la factura electrónica en la legislación vigente, es modificar la Ley de Mercado de Capitales, modificar la Ley de Fondos Comunes de Inversión, modificar la Ley de Obligaciones Negociables… Y podría seguir con dos o tres leyes muy importantes.

¿Por qué, señora presidente? ¿Por qué no es cierto lo de las pymes? Primero, porque para introducir estas normas no hacía falta ninguna ley. Es como con la reparación histórica, ¿vio?, que de reparación no tuvo casi nada y de histórica menos todavía. Pero claro, era necesario el blanqueo que más tarde permitió que muchísimos familiares de funcionarios del gobierno, empezando por el propio presidente de la República, pudieran blanquear dinero. Entonces, se introdujo como una suerte de caballo de Troya la ley de reparación histórica. La litigiosidad sigue en aumento, a la que se va a sumar ahora la modificación que se hizo en el Parlamento de la fórmula de las jubilaciones, que también fue habilitado ese camino por la ley de reparación histórica. Yo acá tengo una carta de CAME… Esa ley fue aprobada por 43 a 19 votos aquí adentro.

Hoy se dijo también que las cámaras empresariales pedían esto. En realidad, lo que CAME, por ejemplo, ha pedido a todos los gobiernos de las provincias es que se vea cómo pueden rebajar las tarifas eléctricas para las pymes. Porque ¿sabe qué pasa, señora presidenta? Si no hay consumo en la República Argentina, si además siguen los tarifazos, si además siguen con la apertura indiscriminada de importaciones y si además poner dinero en la timba financiera –en las LEBAC, en el carry trade– me reporta un interés de 26 o 27 por ciento, ¿para qué quiero poner una pyme?

Si yo pongo plata y sin hacer nada –sin pelearme con los empleados, sin pelearme con los sindicatos, sin tener que pagar tarifazos, sin tener que estar atenta a si vendo o si no vendo, si no tengo que estar atenta a si entraron cosas importadas o no entraron cosas importadas–me pagan el 27 por ciento por mi plata, ¿para qué quiero abrir una pyme?

O sea, podemos sacar miles de leyes y las pymes no se van a abrir porque, ¿sabe qué pasa?, la economía no se maneja por leyes. Mire que fácil sería manejar la economía por leyes, no habría gobierno que no tuviera éxito en el manejo de la economía. Me parece que la economía es algo más que una ley de factura electrónica. De hecho, nosotros introdujimos muchos instrumentos: el cheque de pago diferido, las obligaciones negociables –la ley es nuestra–, la de fondo común de inversiones también, la de fideicomisos también. Introdujimos un montón de normas, pero fundamentalmente aseguramos el mercado interno y aseguramos la demanda agregada que es el gran motor de la economía, señora presidenta. No hay empresario que invierta si no se da una de las dos premisas fundamentales para hundir inversión, para hundir capital: o el país tiene un fuerte mercado interno que me conviene porque voy a vender y, por lo tanto, invierto, que fue lo que pasó en gran parte de los doce años y medio de gestión nuestra, o el territorio es una plataforma lo suficientemente atractiva en materia de costos para exportar. Si no se da ninguna de estas dos condiciones, o sea, si un país no sirve como plataforma de exportación ni sirve como plataforma de consumo, yo pregunto para qué voy a invertir dinero si además en ese país me están pagando tasas del 27 por ciento. Creo que a los empresarios se les puede pedir todo, se les puede calificar de llorones, pero lo que no se puede hacer es pedirles que hagan cosas que usted ni ninguno de los que estamos acá haríamos. Hay una máxima en política, siempre: hay que pedirle a los demás lo que estamos dispuestos o somos capaces de hacer nosotros. Si nosotros no lo estamos haciendo, ¿qué es lo que nos habilita para pedirle al resto de la sociedad que haga cosas que nosotros no haríamos?

En este sentido, señora presidenta, la reforma que se está haciendo de la Ley de Mercado de Capitales creo que va a provocar más problemas que soluciones. Es más, hay mucho para decir en esto, porque, en realidad, se está bajando toda la batería de facultades y de empoderamiento que se hizo a la Comisión Nacional de Valores. Se eliminan facultades que también eran del Banco Central de la República Argentina bajo la excusa de que hay superposición entre la Comisión Nacional de Valores y el BCRA. No, señora presidenta, no hay superposición de funciones. Hay funciones absolutamente complementarias entre quien tiene regulación monetaria y quien tiene regulación de los valores por otra parte. No son superpuestas, son absolutamente complementarias.

Abonando un poco más de lo que es el desarrollo, porque se presenta esto para el desarrollo, lamento decir que tengo una mala noticia para darles: esto no va a contribuir a ningún desarrollo productivo.

Escuchaba al senador Closs, de Misiones, hablar de por qué se dejaron de afectar líneas de crédito que habían sido creadas con la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina, que obligaba a los bancos a tener una parte de sus depósitos en préstamos de carácter productivo. Bueno, porque este no es un modelo industrial, porque este no es un modelo de valor agregado de producción. Es un modelo de valor agregado financiero y de especulación. Porque cuando nosotros modificamos la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina y obligamos a los bancos a prestar, ellos también hicieron buenos negocios. No es que los bancos perdían. Uno puede mirar los balances del Banco Central de la República Argentina y de las entidades financieras y verá que ganaban dinero también. No era que los obligábamos a perder plata. Nadie puede obligar a perder plata al sistema financiero porque si usted obliga a perder plata al sistema financiero, el sistema colapsa, como colapsó en otras oportunidades.

Entonces, aquí se eliminan facultades como la de los artículos 19 y 20, que debe haber sido una de las modificaciones más “lobbiadas”, objeto de más lobby, de los grandes estudios jurídicos y de las grandes consultoras y empresas de asesoramiento financiero de la city de derogar este artículo 20. Es más, el artículo 20 fue objeto de medidas cautelares por el actual presidente de la República cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. A instancias de algún grupo que decía que ese artículo podía ser utilizado en su contra, se presentó en la Justicia pidiendo una medida cautelar para que no fuera aplicable a ninguna empresa radicada aquí en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Estoy hablando de este artículo 20, que no aplicamos nunca en realidad. Y fue presentada su medida cautelar ante una jueza en primera instancia en lo contencioso administrativo que lo declaró válido. Finalmente, como corresponde, una cámara, dos años después, casi cuando estábamos finalizando el gobierno y nos estábamos yendo, decretó la medida cautelar del artículo 20. Y por otra parte hoy se cambia también de fuero, se pasa al comercial lo que antes estaba en el contencioso administrativo. No es que un fuero sea mejor que el otro o sean elegibles. Es simplemente que, cuando se decide pasar del fuero comercial al contencioso administrativo, eso tiene por objeto hacer una diferencia entre lo que son competencias en materia comercial y civil y lo que es materia contenciosa administrativa. ¿Por qué? Porque cuando el Estado ejerce los superpoderes que debe tener para que la macroeconomía, para que la moneda, para que una economía no se desborde y afecte al conjunto de la sociedad, no lo hace como un agente privado más, como puede ser sujeto del derecho comercial o del derecho civil, lo hace precisamente con su potestad de Estado para cuidar el bien común.

Esto también se modificó y en general la norma retrotrae a la situación previa a la sanción de la Ley de Mercado de Capitales de 2012, que era la vieja Ley de Mercado de Capitales de Onganía –databa de la época de Onganía–y tenía como objeto principal la total desregulación, o sea, la autorregulación de los mercados, esta teoría de que los mercados se autorregulan, la cual cayó estrepitosamente como el muro de Berlín, como bien lo señaló un orador en aquel año 2012.

El segundo título, que es “Cédulas hipotecarias”, al que le dedican únicamente cinco artículos, tiene que ver con lo que está pasando y va a pasar en la República Argentina con los famosos créditos hipotecarios ajustados por UVA. Esto apunta a “securitizar” el mercado hipotecario. Y algunos creen que con estos créditos, que son para adquisición de bienes ya construidos, están activando el mercado. No, mire, el mejor programa de crédito hipotecario productivo para activar todo el mercado fue el Pro.Cre.Ar. Ese fue el verdadero crédito hipotecario. ¿Sabe por qué, señora presidenta? Porque era para cosas que se construían. Cuando usted da créditos para bienes que ya están construidos, además corre el riesgo de la burbuja y del precio porque, naturalmente, cuando se accede a financiamiento para unidades ya construidas los precios suben. ¿Y es especulación? Y, sí, es especulación, pero también es ley de oferta y demanda. Suben porque hay una mayor cantidad de créditos, hay una mayor demanda, la oferta no es lo suficientemente grande y entonces comienzan… De hecho, uno puede ver las crónicas de los diarios, donde se registra el aumento que han tenido los inmuebles, en dólares, producto de que hay un incremento del crédito hipotecario. Cuando en realidad el crédito hipotecario, el mejor, el más virtuoso, es el que da créditos para que se construyan casas porque ahí sí estamos dinamizando la economía.

Pero voy también, señora presidenta, a algunas de las figuras que se están creando y con las que realmente debemos tener mucho cuidado. Se crean los agentes administradores de inversión. ¿Qué significa esto? Se definen como agentes administradores de inversión a aquellos que prestan servicios habituales de asesoramiento y administración, o sea, además de los bancos. ¿Esto qué significa? Que se está creando lo que ha sido uno de los sistemas más opacos en el mundo y que ha provocado mayor cantidad de crisis: los shadow banking, o sea, la banca en las sombras. Aparecen administradores de inversiones que están controlados por la CNV, pero que no son bancos, por lo tanto, no los alcanza la normativa del Banco Central de la República Argentina. Eso se llama en el mundo shadow banking, bancos en las sombras. Tienen funciones de banco, producen derivados, generan circulación, pero no son bancos, o sea, no están controlados por el Banco Central de la República Argentina. Esto es muy peligroso, señora presidenta, porque fue precisamente la modificación, como señalaba al principio de mi intervención, que implicó transformar bancos comerciales en bancos de inversión, la que originó la crisis –entre otras cuestiones, obviamente–. La “securitización” de las hipotecas también fue otra de las causas, que también está acá la “securitización” de las hipotecas.

Fíjense, ya tenemos dos elementos “fundantes” de la crisis gravísima de 2008 que, ¿sabe por qué no tuvo impacto en nuestro país, señora presidenta, y arrasó a otras economías y a otros gobiernos?, por una razón muy sencilla: primero, porque como no teníamos financiamiento extranjero, nos financiábamos con dinero propio. No teníamos acceso al mercado de capitales, producto del default que se había producido, pese a que ya le habíamos pagado al Fondo Monetario, y, por lo tanto, entonces, la Argentina se financiaba a sí misma, no recurría al mercado de capitales para financiarse.

La otra cuestión que impidió el contagio de la crisis con nosotros fue que nuestro sistema financiero no estaba conectado por canales de financiamiento, con lo que se producía en Estados Unidos y con lo que se producía en Europa con la crisis de la subprime. El mundo todavía no se ha repuesto de la crisis de 2008. Algunos lloraban en la bolsa. Yo me acuerdo que cuando iba me decían: “Somos mercados periféricos, ni siquiera somos emergentes, sería bueno que fuéramos emergentes, así nos podemos conectar con todo el mundo…”. Bueno, miren, yo les digo que cuando un país y su sistema financiero está conectado hoy en el mundo sin controles y sin salvaguarda y, además, con la vulnerabilidad de una economía que requiere de financiamiento externo

–como actualmente es la economía del modelo de Cambiemos– para su financiamiento, bueno, estamos en problemas. Acá se están creando canales de contagio en lo que estamos hoy sancionando con esta modificación de la Ley de Mercado de Capitales.

Voy a mencionar tres o cuatro cosas nada más para que vean la importancia de lo que estamos modificando, porque me parece que tal vez no haya una cabal comprensión de todos los mecanismos derivados que se están creando a través de este mercado de capitales.

Miren: en el tema de los fondos comunes de inversión se elimina la responsabilidad solidaria e ilimitada entre la sociedad gerenciadora, entre la sociedad depositaria y los cuotapartes, los que integran como cuotapartes el fondo común de inversión. Esto es grave, porque estamos separando las responsabilidades, como si se preparara el terreno para, frente a un eventual estrés internacional financiero, no tener responsabilidades.

Se incorpora un nuevo tipo de fondo con la capacidad de reproducir el comportamiento de un índice financiero o bursátil, o de una canasta de activos. Se crea una forma de fondos que son para inversores muy calificados. También preocupante.

En el caso de los derivados, se permite que en lugar de contratarse en una cámara compensadora –que es más transparente porque es más concentrada y hay más operaciones– se habilita la bilateralidad de los derivados financieros, con lo cual, también se aumenta el riesgo de este tipo de productos tóxicos, porque en definitiva estos derivados financieros finalmente, al cabo de un tiempo –que no se mide por plazos electorales, sino que se mide por plazos económicos–, terminan produciendo estrés, terminan produciendo problemas en todo el sistema.

También modifican el artículo 9º en cuanto a la exigencia a una persona que ha desempeñado tareas en sociedades, en fondos de inversión, en fin, que se ha dedicado a las finanzas, en los bancos o en lo que fuere… La ley exigía que al momento de ser miembro del órgano de contralor, del órgano regulador –en este caso, la Comisión Nacional de Valores– mediara entre que fuera funcionario y el desempeño de esas funciones un lapso nunca menor de dos años, de modo tal de que no haya lo que ahora se denomina conflicto de intereses, pero que en mi barrio le dicen de otra manera. En fin, ahora lo reducen apenas a seis meses.

Así podríamos seguir.

Bueno, se modifica el artículo 20.

Se interrumpe también la prescripción. O sea, la ley actual establece que, cuando una sociedad o una empresa es sancionada porque ha cometido irregularidades, el tiempo de prescripción para la sanción de las irregularidades se interrumpe cuando la empresa vuelve a cometer otro tipo de irregularidad. Bueno, podríamos seguir mencionando muchísimos casos, pero lo cierto es que –y a esto voy– no estamos tratando una ley de financiamiento productivo para las pymes. No podemos seguir legislando títulos. Nosotros no legislamos títulos. Nosotros legislamos contenido, normas, y entonces yo quiero advertir que estamos legislando en dirección absolutamente contraria a lo que marcan los estándares internacionales, que fueron los que receptamos nosotros en la ley que se sancionó en esta Cámara en 2012 y que luego fue objeto de revisión durante un año y medio por la Organización Internacional de Comisiones de Valores y que incluso la SEC –esto es la comisión de control de Estados Unidos– y también el organismo regulador de Inglaterra solicitaban que aumentáramos la sanción en el Código Penal respecto de las conductas disvaliosas que violaban la normativa.

En 2014 los organismos internacionales seguían advirtiendo que esta ley era de regulación y de transparencia. Porque, además, luego de la sanción de la ley, la Argentina fue borrada de la lista gris del GAFFI. Lo digo para quienes no se acuerdan. Luego de la sanción de la ley y con diversas presentaciones hechas, finalmente, la Argentina termina eliminada de la lista gris del GAFFI. Ahora vamos para atrás, como el cangrejo. Volvemos a la prerregulación, volvemos a la autorregulación de los mercados.

Les quiero decir que, más allá de que el gobierno ha cambiado, lo que no puede cambiar es la responsabilidad de quienes legislamos de controlar cuando, en realidad, se está haciendo exactamente lo contrario a lo que sostuvimos apenas dos o tres años atrás.

¿Saben por qué? Porque esta ley, que seguramente será sancionada, va a producir efectos. Hay una creación de derivados. Evidentemente, está la mano de Caputo. Está muy bien redactada. Debo decir que en términos de generación de derivados e introducción de nuevas figuras es muy buena y ratifica el carácter y el modelo de especulación del actual modelo económico. De eso no tengan dudas. Entonces, está muy bien redactada para esos intereses, pero no para los intereses de los argentinos y mucho menos de las pymes. Reitero, señora presidente: las pymes requieren que hoy se interrumpa el tarifazo, que se aumente el consumo, que cesen las importaciones y que la plata deje de dar, por el solo hecho de ser depositada en una LEBAC, el 27 por ciento de interés.

Creo que por la responsabilidad que exige ser oposición, pero más que eso creo y sostengo firmemente que este no es un problema de oposición u oficialismo, es un problema de si sancionamos normas que sabemos que van a tener un mal resultado. En realidad, ya ha tenido un mal resultado. Sabemos que se crean figuras y derivados y que están siendo absolutamente permisivos en materia de regulación y de conductas de nuevos agentes y nuevas formas de intervención en el mercado financiero.

Se trata, entonces, simplemente, de un ejercicio de responsabilidad porque, en definitiva, a la vulnerabilidad que hoy tiene el modelo argentino que está llevándose a cabo, que es el del financiamiento permanente en moneda dura, se le agrega vulnerabilidad al sistema financiero nacional. Les recuerdo que el sistema financiero argentino estuvo absolutamente sano y pasó indemne la crisis del 2008. Este sistema financiero pasó indemne la crisis del 2008, que provocó la caída de bancos en todo el mundo. Cerraron bancos que eran centenarios, pero acá no cayó un solo banco. Y no cayó porque había un sistema financiero sano, porque había una economía que se basaba en la producción, en la demanda, en el valor agregado, en el consumo y en los salarios.

Hoy, al sancionar esta ley, lo que se hace es agregar a la vulnerabilidad del endeudamiento la vulnerabilidad del sistema financiero argentino. Debo decirlo porque creo que en algún momento, finalmente, las cosas suceden, sobre todo porque –para finalizar, señora presidenta– me ha tocado –lo he dicho en otras oportunidades– ser legisladora nacional desde 1995, en este recinto y también en la Cámara de Diputados.

Me acuerdo de que en la Cámara de Diputados, en los meses previos a la caída de 2001, se sancionaron leyes que aseguraban la convertibilidad, que aseguraban que un peso era igual a un dólar. Creo que la última que se sancionó allá por octubre o noviembre de 2001 era esa ley que decía que un peso era igual a un dólar y donde se decía que todo estaba muy bien y que el sistema financiero estaba muy sano.

Yo creo que con esta norma, lejos de crear un mercado de capitales destinado a la producción, estamos generando un festival de especulación absoluto que no va a ser gratis. ¿Sabe lo que pasa, señora presidenta? Cuando se toman estas decisiones y estas medidas, sobre todo en materia de bancos y en materia financiera, no hay nada neutro ni hay posibilidades después de remendarlas a través de una ley.

Estamos, reitero, agregando muchísima vulnerabilidad al sistema financiero. Fíjense que ayer leía que en la Cámara de Diputados se había frustrado la posibilidad de “securitización” que el gobierno quiere hacer ahora de los préstamos. ¿Se acuerdan de cuando el 27 de diciembre, en este mismo recinto, hablábamos de los casi 50.000 millones de pesos que se habían dado a través de la tarjeta Argenta en créditos meses antes de las elecciones? Bueno, en el megadecreto famoso se quería hacer pasar también la “securitización”, además del embargo de las cuentas sueldos, de esos préstamos. Ahora tampoco esto es para mayores créditos hipotecarios, esto es para mayor “securitización” de los que se están dando con el sistema UVA.

En definitiva, señora presidenta, quiero decirle que nosotros, como lo hicimos también en la Cámara de Diputados, vamos a votar negativamente la norma, pero cuando se trate en particular vamos a apoyar el título I, o sea, los primeros 26 artículos de los 219 que tiene la ley, el 11 por ciento de la norma de financiamiento productivo, que es lo único que en toda la ley puede hablarse como financiamiento en este caso para las pymes, reiterando que con estas tarifas, sin consumo, con este grado de importación y con el pago de LEBAC al 27, no sé para qué alguien va a poner una pyme en la República Argentina.

Para finalizar, cuando sucedió el incidente entre usted y el senador Fuentes a partir de la moción que hizo el senador Petcoff Naidenoff, yo sé que usted se molestó y pensó que no querían respetar su llamado a votación. Mire, yo creo que tanto el senador Petcoff Naidenoff como el senador Fuentes hicieron un favorporque, ¿sabe qué pasa?, si nosotros aprobábamos una moción donde violábamos el reglamento, cualquiera iba a poder presentarse para decretar la nulidad de esta sesión, porque no habríamos sesionado conforme al reglamento. Así que no es que alguien quiso molestarla y no respetar su autoridad para someter una cuestión a votación. Simplemente, el reglamento no puede ser modificado de esa manera.

Con esta salvedad, que quería decírsela, para que no se sintiera molesta ni mortificada, termino mi intervención.

¿Vio? Respeté el tiempo: 40 minutos, 28 segundos.

 

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