mayo 31, 2018
Intervención en la sesión donde votamos la ley para ponerle un freno al Tarifazo

 

Ha sido muy larga la sesión, pero quisiera abordar mi intervención con lo que considero que es el verdadero problema que hoy tenemos. Muchas de las senadoras de nuestra bancada que me antecedieron en el uso de la palabra y el senador Pais se han referido a las cuestiones técnicas. Decía la senadora Fernández Sagasti que, pese al tarifazo, desde diciembre de 2015 a la fecha ya se llevan importados en crudo casi el 90 por ciento de lo que se importó durante el período comprendido entre 2003 y 2015. Se puede decir también que el año pasado había caído, incluso, la producción de gas. Este año aumentó durante el primer trimestre, producto del yacimiento Vaca Muerta. Después voy a hablar un poco de Vaca Muerta, porque parece que Vaca Muerta nos la regalaron. Parece que Yacimientos Petrolíferos Fiscales hoy es argentina porque un día nos despertamos y lo que había sido privatizado había vuelto al patrimonio argentino. Pero quiero retomar el discurso del señor senador informante del despacho de la mayoría.

Hoy hablamos de tarifas y tarifazo, pero es uno de los cinco precios relativos de la economía. La economía tiene cinco precios relativos fundamentales: dólar, tarifas, tasa de interés, salarios y el precio de los bienes y servicios que no son tarifas públicas, pero que hacen a prepagas, servicios educativos, etcétera. Esto es muy importante, porque si uno observa el precio o el estado de estos cinco precios relativos de la economía, es catastrófico su estado. Hoy se trata el tarifazo, pero la situación de la sociedad argentina se ve agravada no solamente por la llegada del tarifazo, sino porque los otros precios han variado, y lo han hecho para peor. Ha habido un tarifazo exponencial –hablamos de 1.300 o 1.400 por ciento de aumento de luz, gas y 900 de agua, etcétera–, pero otro precio fundamental de la economía, los salarios, se han depreciado. El dólar se ha detonado, la tasa de interés vuela por los aires y el precio de las cosas que la gente consume –alimentos, vestimenta, bienes, servicios, etcétera– también se ha disparado. Y es un poco lo que planteaba hoy el senador Mayans en su carácter de miembro informante. Cuando todo esto se junta, el tarifazo, la devaluación, la caída del salario, el aumento desbocado de los precios y una tasa de interés que hace imposible el acceso al crédito para el financiamiento productivo porque es mucho más fácil y redituable hacerlo en lo especulativo, estamos ante un problema muy grave. El precio del dólar cuando Néstor Kirchner asumió el gobierno era de 2,98 pesos, aproximadamente, y cuando nosotros entregamos el gobierno el 10 de diciembre de 2015, el precio del dólar era de 9,86. En 12 años y medio, habíamos tenido una depreciación del 229 por ciento. El gobierno de Cambiemos, en dos años y medio, ha tenido una depreciación del 155 por ciento. Eso contado en un dólar a 25; hoy cerró a 25,49, con lo cual ya es más del 155. Y como el dólar en la Argentina tiene que ver con todo, pese a que alguna legisladora dijo en la puerta de la Casa de Gobierno que no, que una cosa era la inflación y otra cosa era el dólar, los que sabemos cómo se manejan y se interrelacionan los precios de la economía sabemos que esto también va a impactar en más tarifa todavía. Porque la tarifa que hoy está determinada ha quedado desactualizada, producto de la devaluación del 25 por ciento que se operó en un término de apenas quince días, cuando el gobierno no pudo controlar y administrar una corrida cambiaria. Pese a que llegó a tener 62.000 millones de dólares de reservas en el Banco Central, más allá de que la mayoría de esas reservas eran producto del endeudamiento, lo cierto es que tenía espaldas para aguantar y, sin embargo, en quince días perdió 10.000 millones de dólares –esto es el precio de dos YPF y el precio de la reestructuración de la deuda con el Club de París– y así y todo le clavaron el dólar a 25 pesos, con una devaluación del 25 por ciento. Hoy nos enterábamos –y lo decía una senadora por Santa Fe– que tomó estado público un contrato celebrado entre el Ministerio de Energía y las petroleras en su carácter de distribuidoras del combustible –o sea, en el downstream– Axion, Shell e YPF. Allí, el Ministerio –o sea el Estado nacional, el Tesoro nacional– se compromete a compensar a las petroleras por el congelamiento de los precios de los combustibles, que se estima que ya tienen un desfasaje del 30 por ciento. ¿Cómo es que de repente se dice que no hay recursos para subsidiar las tarifas de los ciudadanos y de las ciudadanas y sí vamos a tener recursos para compensar a las petroleras por el congelamiento de los combustibles? Es mentira, señora presidenta, que se hayan eliminado los subsidios. Se eliminaron los subsidios que financiaba el Tesoro nacional, pero ahora hay subsidios ciudadanos: son los ciudadanos y ciudadanas argentinas los que están subsidiando la rentabilidad de las empresas; 16.000 millones de dólares. Miren, quiero mostrarles algo. Ustedes saben que, cuando comenzamos a elaborar este tipo de análisis, siempre comienzan a hablar de los gobiernos populistas, en fin… Acá traigo un Power Point de una conferencia que tuvo lugar en FIEL a través del jefe de economistas de FIEL, el señor Navajas, referida precisamente a este tema de las tarifas y del tarifazo. Miren, cuando terminó la conferencia o la exposición, en las reflexiones finales decían: primero, reconocer que esta –y se refería al tarifazo, al impacto de las tarifas– es una operación de transferencia colosal de ingresos desde la demanda equivalente a 5 puntos del producto interno bruto, la mitad sobre las familias. ¿Saben cuál es la cifra, señora presidenta y señores legisladores? Son 16.000 millones de dólares, que significan 5 puntos del PIB y que son transferidos la mitad por las familias argentinas, o sea, el costo del consumo residencial, y la otra mitad, obviamente, por el sector comercial e industrial, que sustrae semejante cifra –8.000 millones de dólares– en dos años y medio, para afectarla al pago de servicios, en lugar de afectar gran parte de esas sumas al propio desarrollo de la inversión productiva. Decía, señora presidenta, que los cinco precios relativos que hoy están en discusión en la Argentina han producido esta situación grave, que se va a agravar, porque el problema que tenemos es que estas tarifas van a tener que ser además reactualizadas, a partir de esta devaluación que hubo. Y no es cierto que todos nos alegremos de que al país o al gobierno le vaya mal.

Yo hace un mes y pico atrás iba a presentar un proyecto – lo tengo acá– por el tema de las tarifas de las prepagas. Habíamos decidido en el bloque, ante los aumentos constantes de las tarifas de las prepagas, ver si podíamos establecer un sistema de audiencias públicas de manera tal que hubiera un mayor control sobre los costos, para poder aliviar el tema de las prepagas. Pero, ¿sabe qué, presidenta? A partir de lo que pasó con el tema tarifario, pese a estar firmado por todos los compañeros del bloque –mire hasta qué punto, que no estaba firmado por Silvina Larraburu, quien todavía no había ingresado al bloque, o sea, que hace más de un mes y pico que lo habíamos presentado, casi dos meses–, hemos decidido no presentarlo, porque nadie está contento de discutir estas cosas. Es más, cualquiera que pueda examinar los proyectos que yo he presentado siendo diputada o senadora –y no cuando era oficialista, sino cuando era senadora o diputada opositora– no va a encontrar nunca cuestiones vinculadas con políticas del Poder Ejecutivo, porque estábamos con la convicción de que uno puede ser opositor, pero que no es bueno especular políticamente a partir de determinadas cuestiones. Y la verdad, señora presidenta, que frente al momento que está viviendo la sociedad argentina, a mí me cuesta mucho escuchar a colegas decir que no hay tarifazo, o que los precios de las tarifas están bien. Cuesta mucho también escuchar cuando se pregunta, por ejemplo el presidente o algunos otros colegas, de dónde vamos a sacar la plata. Digo yo, ¿alguien se puso a pensar la angustia, la desazón de la gente sentada frente a las facturas de luz, de gas, de agua, de la prepaga, de las expensas, de los alquileres, de la cuota, de dónde va a sacar la plata? Porque, ¿sabe qué pasa? Un presidente o un Parlamento tienen muchos instrumentos. Tenemos instrumentos de política monetaria, de política tributaria y de política fiscal para poder tener recursos y aplicarlos a un lado o al otro. Si algunos se angustian y dicen que no tienen la solución para estas cuestiones, ¿se imagina la angustia del que únicamente tiene un salario para hacer frente al pago de los servicios y que no le alcanza? Un salario que, además, hoy es mucho menor. Cuando Kirchner subió como presidente, el salario mínimo, vital y móvil en la Argentina era de 85 dólares. Cuando finalizamos el gobierno el 10 de diciembre, el salario mínimo vital y móvil era de 589 dólares. Pero no solamente había mejorado el salario mínimo vital y móvil, sino que trabajadores altamente calificados, por ejemplo, los trabajadores de Siderar –la empresa de tubos sin costura que va a cumplir en los próximos tiempos setenta años de antigüedad–, habían tenido siempre un promedio histórico, durante toda la vida de Siderar, de unos 800 dólares. Siempre fueron trabajadores que estaban por sobre la media de otras industrias. Cuando terminó nuestro gobierno, esos trabajadores ganaban, promedio, 2.400 dólares. De los 800 históricos, habían pasado a 2.400 dólares. Hoy, antes de la devaluación del 25 por ciento, ya estaban ganando 1.300 dólares. Y les digo algo: estoy segura de que la mayoría de esos trabajadores los deben haber votado a ustedes. ¿Sabe por qué, señora presidenta? Porque les habían prometido que todos los trabajadores que pagaban impuesto a las ganancias no iban a pagar. La frase aquella de que “cuando yo sea presidente, ningún trabajador argentino va a pagar impuesto a las ganancias”. En ese momento, año 2015, pagaban impuesto a las ganancias 1.059.000 trabajadores; hoy pagan impuesto a las ganancias casi 2.000.000 de trabajadores. Podríamos seguir, también, con que este salario mínimo en dólares de 589 al 10 de diciembre –y que, además, ocupó durante mucho tiempo el primer lugar en materia de capacidad salarial de América Latina– hoy ha perdido un poco más de 200 dólares y está en 380 dólares; más de 200 dólares y ha bajado al cuarto lugar, ha bajado cuatro posiciones en el ránking de salarios. Esto tiene que ver con tarifas también, porque, si al mismo tiempo que estamos subiendo las tarifas, estamos bajando los salarios, comenzamos a desacoplar y a desarmonizar estos cinco precios relativos que tienen que tener una determinada articulación para que la economía funcione, porque el principal problema que tenemos ante este desbarajuste de tarifazo por un lado, pérdida del poder adquisitivo de los salarios por el otro, tasa de interés desbocada, devaluación…

Caída del PBI, bueno, en fin… Todo esto junto, señora presidente, está creando una situación que creo que el gobierno debería observar y creo que debería replantear esta política tarifaria. Y creo que lo que se está proponiendo, que es que las tarifas se retrotraigan a diciembre y, además, se aplique la variación salarial para decidir el aumento, no me parece irresponsable. Al contrario, le puedo asegurar que en materia de armonía social, en materia de que las cosas no se salgan de madre, sería aconsejable que lo tomaran en cuenta. En cuanto al tema de la crisis energética, primero, creo que el tema de la pesada herencia, como recurso retórico, como recurso mediático, está bien. Pero me parece que, a esta altura, somos el país que más deuda ha contraído en los últimos dos años y medio: más de 100.000 millones de dólares. ¿Alguien cree que, si el país hubiera estado fundido y en crisis, los mercados internacionales nos hubieran prestado 100.000 millones de dólares? ¿Es sensato? ¿Hace al sentido común? Me parece que no. Y no me voy a poner a sacar ahora acá los ejemplares de las emisiones de deuda que hicieron para los cien años, o los bonos de deuda de enero pasado. O el prospecto, cuando hicieron el miniDavos aquí, en puerto Madero, donde vinieron inversores de todo el mundo y el título era: “Argentina: tierra de oportunidades”. Está muy claro, señora presidenta, que el nivel de desendeudamiento con el que el gobierno de Cambiemos se inició ese 10 de diciembre fue inédito en la historia. Esto no lo puede negar absolutamente nadie. El menor nivel de endeudamiento en moneda dura, en moneda extranjera: 10 por ciento. Entonces, hablar de crisis, en un país donde las crisis siempre han sido por estrangulamiento externo, me parece, señora presidenta, que ya es hora de que no se le mienta más a la gente. Y no estoy agrediendo, al contrario. Yo no trato de irresponsable a nadie. Creo que son políticas equivocadas. O no. Algunos dicen que no son equivocadas, algunos dicen que son políticas que tienen por objeto favorecer a determinados grupos. Fíjese en el tema energético: el senador Mayans hablaba de que la Argentina, durante los doce años y medio de gobierno, tuvo un crecimiento en generación de megavatios más que importante. Pero no solamente en materia de generación de megavatios: se ha hablado de transporte de energía y se ha hablado de generación de energía. Quiero comentarles que en el año 2003, en líneas de transporte de alta tensión, la Argentina tenía 9.083 kilómetros lineales de líneas de alta tensión de 500 y 132 en todo el país. Para que tengamos una idea, la primera inversión eléctrica en la Argentina se hizo a fines del siglo XIX. No vamos a hacer el cálculo desde ahí. Hagamos el cálculo desde 1910, por ejemplo. En el año 1910 tuvo lugar la inauguración de la primera gran central generadora de energía en Dock Sud. En el Centenario se inauguró la primera central de generación de energía. Desde esos cien años, la Argentina había construido 9,083 kilómetros de líneas de alta tensión. ¿Sabe cuántas líneas de alta tensión se construyeron entre 2003 y 2014? Se construyeron 5.500 kilómetros de alta tensión –de líneas de 500– conectando a todo el país, incluso, a zonas que nunca habían estado conectadas. Quiere decir, señora presidente, hablando en materia de transporte de energía eléctrica, que en doce años y medio construimos el 61 por ciento del transporte de alta tensión de la República Argentina. Y, como siempre dicen que son obras que no existen, acá hay senadores de todas las provincias y de todas las regiones, oficialistas y opositores.

Voy a enumerar: conexión NEA-NOA, 1.200 kilómetros; Comahue-Cuyo, 708 kilómetros; tercera línea de Yacyretá… Hicimos toda la tercera línea de Yacyretá, además de terminar la hidroeléctrica de Yacyretá, que nadie la había terminado. La terminamos nosotros. Tercera línea de Yacyretá, 9.012 kilómetros; Patagonia, 1.897 kilómetros. ¿Saben, señores senadores, que las líneas de alta tensión, de transporte de energía eléctrica, solo llegaban a Choele Choel? Kirchner las llevó, primero, a Puerto Madryn, casi a Pico Truncado, y yo terminé llevándolas hasta el otro extremo, para conectarlas con Río Turbio, Calafate y Río Gallegos. Conexión San Juan-Mendoza, 175 kilómetros; Recreo-La Rioja, 190 kilómetros. Fíjese la inversión que se hizo. ¡Pagábamos subsidios a la gente! Pagábamos la deuda que nos habían dejado. Se acuerdan que “defaultearon” la deuda en el año 2001, la reestructuramos en el año 2005, primero, y 2010, al 93 por ciento y entonces, además, habíamos hecho esta inversión y pagábamos la deuda. El corralito famoso. El corralito que causó la caída de un gobierno, porque fue el corralito lo que causó la caída del gobierno. Lo pagamos nosotros. Se emitieron 5 puntos del PBI en bonos; 9.800 millones de dólares. Kirchner pagó 1.900 millones en bonos. Creo que fue en el año 2007. Cristina “la tonta”, terminó pagando en el año 2012 los 7.700 millones de dólares de los ahorristas con cuyos ahorros se quedaron en el año 2001. Fíjese: corralito, que era la deuda de los que estaban acá; deuda de los que estaban afuera, que también habían sido “defaulteados” los bonos. Invertimos en esto y, ¿qué hicimos también en generación? Es que, cuando llegamos, no solamente encontramos la deuda del corralito, la deuda externa “defaulteada”. También se le debía a las generadoras eléctricas. ¿Qué hizo Kirchner entonces? En lugar de pagarle a las generadoras eléctricas, se desarrolló el Foninvemem. ¿Qué es esto? Un programa por el cual, en lugar de pagarle a las generadoras la deuda anterior a 2013, dijimos: “No, no le vamos a pagar la deuda. Vamos a construir, con ese dinero que tendríamos que pagarles a ustedes, generadoras térmicas en la República Argentina y ustedes después van a entrar como accionistas de esas generadoras térmicas”. Se construyeron seis generadoras térmicas por un total de 4.600 megavatios en la República Argentina. Las térmicas son gasíferas. Escuché decir hoy que la matriz energética en la Argentina es petrolera. No, señora presidenta, la matriz energética en la Argentina es fundamentalmente gasífera. La del gas, obviamente, y la de la electricidad también, porque el 60 y pico por ciento de la matriz de la energía eléctrica es gasífera. Hicimos seis generadoras: tres en Santa Fe y tres en la provincia de Buenos Aires. Les pusimos: Manuel Belgrano, José de San Martín, Vuelta de Obligado, Ensenada de Barragán, Brigadier López y Guillermo Brown, en Campana, Timbúes, Ensenada, Sauce Viejo y Bahía Blanca. Si estoy mintiendo, que algún senador o senadora de esos lugares, si es mentira que están estas obras, que no funcionan, que no dan generación eléctrica, que por favor lo diga. Les pusimos el nombre de los próceres porque nosotros somos así, nos gusta la patria. Por ahí, no sé, a lo mejor cuando las hagan ustedes pónganle, no sé, “el puma salvaje”, “el yaguareté mimoso”, pero a nosotros nos encantan los próceres y bueno…, y por eso, San Martín, Belgrano, Obligado, Brown. Fueron 4.600 megavatios de generación en ese plan Foninvemem. ¿Qué hicimos después? Se las comenzamos a transferir a los privados. A nosotros, que nos dicen que no somos un gobierno amistoso con el mercado, de estas seis generadoras térmicas, ya cuatro fueron transferidas a accionistas privados. Y dos, la Ensenada de Barragán, ubicada en Ensenada, provincia de Buenos Aires, y Brigadier López, ubicada en Sauce Viejo, Santa Fe, son las dos que ustedes han puesto a privatización en el famoso decreto que seguramente van a tratar con las leyes posteriormente. Fíjense: pagábamos las deudas, hacíamos la generación, hacíamos el transporte y, además, ¿qué se nos ocurrió? Como creemos que la energía es algo muy importante, fundamental para el desarrollo de un país, a los efectos de recuperar la soberanía energética tomamos la decisión de nacionalizar Yacimientos Petrolíferos Fiscales. Es notable que nadie haya tenido este reconocimiento, sobre todo porque ahora lo veo al presidente en Vaca Muerta todo el tiempo.

Pero, si hubiera sido por ustedes, señora presidenta, Vaca Muerta seguiría siendo de Repsol porque todos ustedes votaron negativamente la nacionalización de YPF…. No todos acá, Naidenoff, es cierto. Creo que Rozas también la votó positivamente. Pero, ¿usted, señora presidenta, era diputada. ¿Cómo votó? ¿Cómo votó la nacionalización de YPF, de Vaca Muerta? ¿Cómo la votó? ¡Ah, la votó negativamente! Mire qué interesante… Mire qué interesante… Después nos dicen que tenían crisis energética, que no habíamos hecho nada por la energía y ahora al presidente no se le cae Vaca Muerta de la boca. Va y se sacan fotos. Casi se lo toma –lo dijo el otro día en el discurso– como una empresa personal. ¡Pero fijate vos! Pero en lugar de tomarla como una empresa personal, el presidente lo que debió haber hecho es institucionalmente haber pedido a sus diputados, a sus legisladores, que votaran la nacionalización, porque si no hubiéramos votado la nacionalización de YPF, hoy Vaca Muerta seguiría siendo de Repsol. Por eso creo que hemos hecho muchísimo por la soberanía energética. Esto nos costó críticas de ustedes diciendo que no respetábamos al mercado, que íbamos a alejar las inversiones de la Argentina. Díganme, ¿qué inversiones trajeron ustedes, si las inversiones que están haciendo, las están haciendo en Vaca Muerta? Ustedes, que nos decían que nosotros éramos los que espantábamos al mercado porque habíamos nacionalizado YPF, hoy son los que les dicen a todo el país: “¡Y Vaca Muerta, mirá qué bárbaro!” Es increíble. Solamente se puede hacer esto con un formidable blindaje mediático, como el que tienen. No hay otra explicación para esto. Pero, bueno, acá estamos con YPF y Vaca Muerta y estamos también, señora presidenta, con el tema de lo que se denomina “la responsabilidad”. Mucho se ha dicho sobre la falta de responsabilidad de la oposición. Quiero decirles algo con respecto a esto: yo creo que hay mucha irresponsabilidad en cosas que están sucediendo. Hay legisladores que acá son oficialistas, pero cuando van a las provincias donde las gobernaciones son peronistas, por ejemplo, plantean recursos en la Justicia por los aumentos que las empresas provinciales de servicios públicos hacen en las tarifas para trasladar el precio del megavatio que hoy les cobra Cammesa. Santa Cruz, por ejemplo, y también Catamarca. El otro día charlaba con la gobernadora de Catamarca y me comentaba que la Corte de Justicia de la provincia de Catamarca le había hecho devolver tarifas. Acá se dijo hoy que iban a hacer devolver a las provincias las tarifas que en más hubieran cobrado a la gente. Esto ya sucedió –les comento– en la provincia de Catamarca a instancias de presentaciones que hicieron los que acá son oficialistas y dicen que el tarifazo está bien, y que cuando bajan en Catamarca o en Santa Cruz dicen que es una barbaridad que las gobernadoras o los gobiernos provinciales aumenten las tarifas. Esto es lo que está pasando. Esto sí es que es irresponsabilidad, señora presidenta. En el año 2011, a los pocos días de haber ganado las elecciones, tomamos una decisión en materia tarifaria de reacomodamiento de tarifas y subsidios. Fíjese lo que sucedió con la prensa. Esto sí es irresponsabilidad. 6/11/2011: “Prepara el gobierno drásticas reducciones de los subsidios”. “Colectivos: advierten que el boleto podrá costar el doble.” Esto es de 2011, a los dos días. “Apura el gobierno la quita de subsidios en el conurbano”, 27/11/2011. “Subsidios: presión oficial para sumar más renuncias”. Una cosa que me olvidaba. ¿Se acuerdan de que inauguramos un registro de renuncia voluntaria a los subsidios? Sobre 14.000.000 de usuarios de luz y 8.000.000 de gas, ¿saben cuántos se anotaron para renunciar voluntariamente a los subsidios?: 32.000, señora presidenta. Esto también habla de algunas otras cuestiones en la República Argentina. Y siguieron. “El ajuste llega al interior: aumentan impuestos y tarifas”. “La quita de subsidios llegará a la clase media en 60 días”. “Extienden a más hogares la eliminación de los subsidios”. Esto es todo 2011. Y el problema es que sobre esto puede pensarse: son los diarios los que dicen esto. No, no son los diarios. Ese es el libreto que después, durante las veinticuatro horas del día, repican en diarios y televisión generando climas adversos a un gobierno cuando debía tomar decisiones. Pero no terminó ahí. Siguieron. Esto es de antología, porque en 2014 también el ministro de Economía, Axel Kicillof, anuncia “un tarifazo”, dicen. Fíjense. “El ajuste Kicillof sigue la receta más ortodoxa del Fondo Monetario Internacional”. Es increíble.

Esto está publicado el 28 de marzo de 2014. “Panorama empresarial: a la devaluación de la moneda, aumento de las tasas de interés y visible caída del poder adquisitivo de los salarios, ahora el gobierno le suma un fuerte incremento de la tarifa de los servicios”. Quiero leer el principio de esta nota, que es de un importante comentarista económico al que suelen leer no solamente los dirigentes políticos, sino también los empresarios. Acá dice: “Axel Kicillof, con el fuerte incremento en las tarifas públicas – que decidió la Casa Rosada, obviamente–, completó ayer el ajuste ortodoxo de la economía. En promedio el ajuste llega –¿adivinen a cuánto llegaba el terrible ajuste?– al 20 por ciento, pero en algunos casos las tarifas del agua se elevan un 400 por ciento y las del gas, arriba del cien por ciento –fíjense: tarifas arriba del cien por ciento–. Así, el Palacio de Hacienda se alinea con las tradicionales políticas que recomienda el Fondo Monetario Internacional –al que, por supuesto, jamás fuimos ni tampoco ellos venían– y deja atrás un relato que ya poco tiene que ver con la realidad económica”. Si uno leyera esto parecería que podría ser aplicado ahora. Pero ahora no lo escriben. “El ministro aplica el plan ortodoxo con una intención –esto es lo más grande de todo–: tratar de complacer a los centros financieros internacionales para poder volver a endeudar a la Argentina”. Estas cosas decían de nosotros. Lo que pasa ahora lo ocultan y lo callan. Pero inventaban cosas que no sucedían. ¿Y qué decía la oposición de entonces? Pude rescatar un tuit suyo, señora presidenta. Es del 10/11/2015, seis días antes del balotaje: Gabriela Michetti, 16 de noviembre de 2015: “No hay que subir tarifas. Hay que favorecer a la gente más humilde que paga muy caros los servicios”. Esto lo decía usted, señora presidenta, cuando era candidata a vicepresidenta, a seis días del balotaje. ¡¿Y ustedes nos hablan a nosotros de mentira y de verdad?! ¡¿En serio que ustedes tienen cara para hablar de mentiras en la República Argentina?! ¡Pero por favor…! Señora presidenta: se cansaron de mentir en todo. A los trabajadores, que no iban a pagar ganancias; a los usuarios, que no iba a haber tarifazo, que no iba a haber devaluación, que jamás iban a ir al Fondo Monetario Internacional. ¿Se acuerda de aquella expresión: “¡Pero Daniel, parecés un panelista de 6, 7, 8!”? ¿Saben por qué pueden hacer todo esto ustedes? Por la impunidad mediática que tienen. Pero, ¿saben qué? Les juega en contra, porque creyeron que podían hacer cualquier cosa; ese es el tema de tener impunidad mediática. Finalmente, terminan pasándose de vueltas en las decisiones que toman y, luego, la crisis se torna incontrolable. Hoy, tenemos un nivel de endeudamiento que no teníamos ni de cerca en el año 2015. Tenemos un dólar que no sabemos en cuánto va a terminar, pero que lo presumimos, porque sabemos que el Fondo Monetario Internacional les va a exigir actualizar el tipo de cambio a lo que ellos consideren posible para pagar, porque esos 100.000 millones de dólares que les han prestado los vamos a tener que devolver todos. Y el Fondo Monetario Internacional viene para garantizar que estén los dólares para poder pagarles a ellos. Es lo que decía hoy el senador Fuentes, cuando dijo que esto comenzó con el pago a los fondos buitres. No tengo ninguna duda, señora presidenta, de que ahí comenzó el segundo ciclo de endeudamiento de la República Argentina, que hoy estamos viendo desplegado en todo su esplendor. Me parece que realmente deberíamos tomarnos las cosas de otra manera –no podemos seguir creyendo que con las mentiras o porque los medios de comunicación tienden un blindaje mediático– porque, en algún momento, la plata va a haber que devolverla. Y cuando vengan las exigencias, evidentemente, vamos a tener que tratarlas aquí, en el Parlamento, más allá de que ustedes lo decidan o no. Por eso, señora presidenta, creo que es importante que entiendan que la oposición no es irresponsable. Al contrario, no es irresponsable porque jamás hemos presentado proyectos… Estaba buscando el otro día y vi un proyecto del senador Naidenoff. En el año 2009 presentó un proyecto para suspender la aplicación de las tarifas. ¿A ver si encuentro el proyecto? Miren… Acá lo tengo. Mire: año 2009, suspensión de la resolución 1.169/08, nuevas tarifas de energía eléctrica de la Secretaría de Energía de la Nación por el término de 180 días para las provincias de las regiones del NEA y del NOA.

Entre los fundamentos nos pedía que se suspendiera una tarifa para el NEA-NOA. Y mire lo que decía: “Para este caso y tantos otros más es que consideramos que el actual incremento tarifario atenta contra los derechos esenciales del ser humano, ya que los sectores de menores ingresos al pagar el consumo de energía eléctrica no podrán hacer frente a otros gastos y requisitos mínimos para su supervivencia digna”. Yo he sido opositora. Nunca presenté un proyecto de estos. Nosotros somos muy responsables, señora presidenta, y yo creo que el gesto y la señal –ya termino– que podría dar el gobierno al aceptar, de la misma manera en que se sentó a negociar con las… ¿Cómo puede negociar Aranguren con las petroleras y no puede negociar con nosotros la suspensión de tarifas? A ver, ¿por qué razón? ¿Cuál es la razón? ¿Tenemos que terminar pensando que la razón es porque los que cobran, como decía hoy la senadora Anabel Fernández Sagasti, son los amigos del presidente? ¿Es Caputo, es Mindlin, es Lewis? ¿Por esa razón no puede negociar, sentarse con las empresas y decirles: “No aumenten más las tarifas”? Ha sido muy grande el aumento, señora presidenta. Entonces, creo que una oposición responsable… Y la verdad es que ustedes no pueden quejarse de la oposición o, por lo menos, de una parte de la oposición que han tenido. Yo me acuerdo cómo eran ustedes cuando eran oposición nuestra. Ustedes nos dejaron, en el año 2010, sin presupuesto. No tuvimos presupuesto, señora presidenta. Usted creo que también era diputada, ¿no? No votó el presupuesto. Nos dejó sin presupuesto. Entonces, creo que han tenido un acompañamiento muy grande de amplios sectores de la oposición. Sería bueno que, por ahí, si no quieren hablar con otra oposición, por ahí, si no quieren hablar con la oposición que ustedes consideran que es irracional, como dijo el otro día un señor senador aquí, no hablen, pero hablen con los racionales, hablen con los opositores racionales y lleguen con los racionales a un acuerdo para que el conjunto de la sociedad no viva con la angustia que hoy se está viviendo. Hay gente que no prende la estufa de gas, señora presidenta. Se han modificado los hábitos de la gente en cuanto a calefacción. Hay edificios aquí, a dos cuadras a la redonda, en los que uno se puede bañar hasta las nueve de la mañana y a partir de las seis de la tarde porque durante el día apagan la calefacción. Se acuerdan cuando ustedes se reían cuando Chávez decía cómo había que bañarse. Ahora, encontramos que nos dicen cómo tenemos que cambiar lamparitas, cómo tenemos que calefaccionarnos, a qué hora tenemos que prender, cómo nos conviene prender, si nos conviene estar con las botas, sin las botas, con abrigo o sin abrigo. La verdad es que no recuerdo haber vivido estas cosas en la Argentina. Pero no solamente hace doce años y medio, sino que no recuerdo haberlas vivido nunca en la República Argentina. La verdad es que viniendo de un gobierno tan liberal y que deja todo tan al impulso de cada uno, que nos dejen conseguir trabajo al impulso de cada uno o que alcance el salario, que también nos dejen al impulso de cada uno, entonces, a qué hora se pueden bañar, cómo se van a calefaccionar, porque cuando se es liberal, se debe ser liberal para todo. Así que, señora presidenta, para finalizar me voy a referir a la parte legal, porque también se dijo que esta ley era inconstitucional. Esta ley no es inconstitucional. Mire, este Parlamento, si reúne el 66 por ciento de los senadores y senadoras y el 66 por ciento de los diputados, puede sancionar una ley para modificar la Constitución. ¡Modificar la Constitución! Ya termino. Podemos modificar hasta la forma de gobierno. Si sancionamos una ley en la que decimos: declárese la necesidad de reformar la Constitución y refórmese el artículo 1º, donde se declara que somos federales y presidencialista y pasamos a ser unitarios, como Chile, y parlamentarios, como cualquier país europeo, lo puede hacer el Parlamento. ¡¿Cómo un Parlamento que puede modificar la Constitución con mayorías calificadas, no va a poder dar un marco regulatorio y declarar la emergencia?! Es más, la emergencia solamente la puede declarar el Parlamento. El Poder Ejecutivo no puede declarar la emergencia. Las emergencias las declara sí o sí el Parlamento. Es inconstitucional que lo haga el Ejecutivo, no el Parlamento; con lo cual, es absolutamente constitucional. En cuanto al presupuesto, señora presidenta, como ya lo señalaron varios señores senadores y senadoras, el 28 de diciembre se terminó. Habían pasado diez horas desde que habíamos aprobado en estas mismas bancas el presupuesto y el jefe de Gabinete junto al presidente del Banco Central, Caputo y Dujovne dijeron que la inflación ya no era más del 10, era del 15. Hoy ya todo el mundo habla de 25 o 30. El dólar que estaba 19 en ese presupuesto…

Así que, señora presidenta, creo que en serio estamos haciendo una contribución a que puedan mejorar una situación que se está tornando bastante inmanejable. Muchas gracias, señora presidenta.

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septiembre 16, 2018

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