junio 12, 2019
Presentación de Sinceramente en Santiago del Estero

 

Marcelo Figueras: Muy buenas tarde a todos y a todas por estar aquí esta tarde. Muchísimas gracias a la editorial Penguin Random House Mondadori, que es la editorial de Cristina y es mi editorial, por habernos traído hasta aquí esta tarde. Muchísimas gracias a la gobernación de esta provincia por habernos prestado este lugar tan increíble por lo bello pero, además por su historia y la significación que tiene. Y personalmente, muchísimas gracias Cristina por el privilegio de poder estar sentado acá esta tarde.
Hace un mes y medio este libro se convirtió en una sorpresa por partida doble. Por un lado porque no lo esperábamos, nadie sabía que estaba en camino, nadie sabía que se estaba fraguando. Pero en segundo término y más importante, para muchos la sorpresa más grande fue el hecho de descubrir que a las condiciones que ya conocíamos de compañera, madre, militante, abogada, legisladora, Presidente y estadista había que agregar, agregar la faceta de Cristina escritora. Y ojo que escribir un libro y publicar un libro cualquiera. Eso no te convierte en escritor de verdad. Una de las marcas clarísimas que te convierte en escritor o escritora de verdad es que el escritor o escritora tenga lo que se llama estilo. No se asusten porque no voy a dar una clase de literatura. Lo explico en una imagen, esto es muy fácil, todo relato ya sea de ficción o de no ficción supone un viaje, una travesía que tiene un principio, un desarrollo y un fin. El estilo es algo así como el vehículo que el escritor o la escritora eligen, para que el lector llegue al final de ese viaje. Si el escritor no tiene estilo o si elige el vehículo equivocado, el lector o la lectora queda al costado del camino. Y cuando uno empieza, bastan unas pocas páginas de Sinceramente, se da cuenta de que Cristina tiene estilo, acá también, en esto también y que ese estilo es el vehículo ideal para este libro porque le da a uno la sensación. Es como una suerte de audio libro pero virtual, porque es un texto, la sensación que uno tiene cuando lo lee es de que Cristina está sentada al lado de uno contándole todo lo que quiere contarnos. Y esto genera una sensación de intimidad entre el lector y autora, y escritora muy grande. Pero más grande todavía, pero Cristina además de hablar de muchos temas de los cuales la hemos escuchado hablar muchas veces, habla de algunas cosas de las cuales no habló nunca. Cristina: vos has escrito y dado infinidad de discursos a lo largo de tu vida, pero la argumentación típica del discurso o de la exposición o del ensayo es muy distinta. ¿En qué momento vos te diste cuenta que esto que vos no querías que sea una autobiografía sino una suerte de testimonio cobraba vida propia y te ponía en la necesidad de contar cosas que no habías contado nunca antes?

Cristina Fernández de Kirchner: Bueno, en principio, en principio. Buenas tardes a todas y a todas y gracias Santiago por tanto cariño. Muchas gracias. Y gracias Marcelo. Marcelo es un excelente escritor, Kamchatka, es esa película que volvés a ver y sigo llorando y tantas otras, yo te agradezco que hayas accedido, te haya gustado esta idea. La idea no fue mía, fue de Máximo, que es… porque él además, porque él además es el autor de el libro del Indio Solari y mi hijo es un ricotero muy grande y me dijo: Marcelo va a ayudarte a que… a que la comunicación no sea un monólogo. Y la verdad que cuando me sugirieron escribir este libro… Ustedes saben que yo conté que había sido Alberto el que me había dado la idea porque el que estaba muy molesto, muy indignado porque había visto tal vez, como pocos dirigentes, lo que era nuestra vida, nuestra vida familiar, la de Néstor, la de Néstor conmigo, la de Néstor con nuestros hijos, pero sobre todo la de Néstor en la relación entre Néstor y yo que fue, bueno, una relación muy particular. En el libro digo que no hay ni fórmulas ni recetas para estas cosas. Cada uno tiene su experiencia, la mía, la mía con él fue una experiencia única de 35 años y medio, porque a los seis meses de salir decidimos casarnos y fue una vida muy particular. Bueno, la suerte es que Alberto me dijo: tenes que escribirlo, tenes que contarlo. Y todo empezó siendo como contar determinadas cosas que habían sucedido en nuestros gobiernos pero, fundamentalmente también en nuestra vida, en la vida de Néstor conmigo, en la vida con nuestros hijos, que también quisieron convertir en monstruos ¿no? Porque desde el chico que jugaba a la Play nada más, o de complicarlos en situaciones de salud que no tenían nada que ver con lo que querían decir. Cosas terribles ¿no?.
Yo no sé si lo puse en el libro, pero siempre pienso, y lo decía el otro día, si Perón y Evita hubieran tenido un hijo, no sé, siempre lo pienso, nunca lo dejo de pensar después de las cosas que le han hecho a los míos. Siempre pienso eso. Es una cosa recurrente. Si Perón y Evita hubieran tenido un hijo y uno piensa que, si le hicieron a un cadáver, las cosas que le hicieron al cadáver de Evita, el miedo a una persona que ya no tenía vida, lo que hubiera sido tal vez si ellos hubieran tenido un hijo. Pero bueno, son reflexiones que se le ocurren a una madre, a una mujer que ve que atacan a sus hijos, no por lo que hayan hecho sus hijos sino por las políticas que llevaron adelante sus padres porque yo no tengo ninguna duda, y creo que el libro después sirvió para eso. Pero, después el libro fue interpelándome a mí misma porque me explicaba, y le explicaba a los argentinos y a las argentinas que las cosas que nos pasan no son casualidades y que tiene que ver con las políticas que llevamos adelante. Por nuestro país han pasado dirigentes que han dejado la Argentina patas para arriba, endeudadas, con la gente, la vida de la gente con sus derechos, su vida también patas para arriba. De megacanjes mega millonarios que 40 mil o 50 mil millones de dólares hasta la tragedia de 30 muertos allá en la Plaza de Mayo allá en los días del 2001 y sin embargo no les pasó nada. Y nosotros, que recibimos un país súper endeudado, con la gente sin trabajo, la industria destruida, bueno, lo que todos vivimos y lo que todos recordamos, desendeudar al país, enfrentarse a los fondos buitres que es el capital financiero internacional depredador ¿no? Desendeudar al país, construir una región latinoamericana que defendiera los intereses de millones de millones de compatriotas latinoamericanos para sacarlos de la pobreza, el no bajar la cabeza ante las órdenes que… o sugerencias que reciben quienes tienen responsabilidades máximas en la conducción del Estado argentino. Creo que bueno, en el libro es como que se desprendió de mí el libro y empezó la necesidad de contar y de ir relacionando las cosas, porque una de las cosas más brutales que nos pasan a los argentinos, Marcelo, y a las argentinas, y que siempre nos presentan las cosas como que no tuvieran que ver lo uno con lo otro. Entonces esto impide que relacionemos las cosas y no nos demos cuenta, o peor aún que nos hagan relacionarlas mal ¿no?. Entonces fue creándose en mí la necesidad de crear cada vez más y lo que iba a ser un libro de 200 páginas, 250 cuando empecé a hablar con el editorial, no más, terminó siendo de 600 o casi 600 páginas. Y eso que taché cosas y saqué cosas, así que me queda material.

 

MF: ¿Se viene Sinceramente 2?

CFK: Me queda material. No para Sinceramente 2 pero para otras… para seguir también… Porque tampoco es autobiográfico, cuento cosas de mi vida, cuento todo lo que fue mi vida y nuestra vida, pero además creo que todavía me falta un poco para contar mis memorias. Las memorias son al final del camino. Uno escribe, uno escribe sus memorias al final de la vida y la verdad, Marcelo, la verdad, que encontré en esta cuestión de la escritura, de Cristina escritora como vos decís en un artículo que yo había leído, la posibilidad de corregir. Porque debo haber corregido, yo no les miento, debo haber corregido los capítulos, dos, tres, cuatro, cinco veces. Y tenés la posibilidad, el escritor tiene la posibilidad de la palabra perfecta, como digo yo, que no lo tenés ni acá en este momento, ni en un discurso ni siquiera cuando firmás un decreto porque ya no lo podés corregir porque fue publicado en el Boletín Oficial aunque te hubiera gustado poner tal cosa, poner tal otra. Y bueno, me parece que la experiencia, hice que también les sirviera a muchos y a muchas desde múltiples lugares, a los militantes, a las mujeres que están buscando cada vez más que le den el lugar que tienen y se merecen en la sociedad. Y sentí que tenía que explicar todo lo que no había explicado muchas veces y bueno y ahí me largué y está el Sinceramente de 600 páginas, Marcelo.

MF: Otras de las señales de que Cristina se podría dedicar a esto perfectamente, esperemos que no, todos decíamos que te sigas dedicando a lo que te seguís dedicando. Tenés un dominio natural de los géneros que de alguna forma se van colando en el Sinceramente. Por ejemplo, en el capítulo dos que tienen el cuento de después de convertirme en calabaza. Empezás con algo que tiene  la tensión dramática de una película, porque empezás contando esa escena de tu soledad absoluta por primera vez en años y ahí casi como por corte saltás a la escena de tu despedida el 9 de diciembre en ese mar de gente y eso te da pie para contar lo tragicómico de la negociación con el gobierno entrante para ver cómo hacían para resolver ese tema. Y empezar a plantear la tensión entre dos proyectos: el proyecto que vos siempre definiste como la patria es el otro y este proyecto del oficialismo actual que es la patria de otro…

CFK: De otros. Sí, la verdad que… la verdad que pensé que cuando empecé el libro, en realidad el vínculo público con los argentinos y las argentinas fue hasta ese 9 de diciembre. capítulo uno no estaba, porque es increíble, por eso digo que el libro también se fue escribiendo. Mi vida lo fue escribiendo porque el capítulo uno, que empieza con mi viaje a Cuba para ir a ver a mi hija, no era el capítulo uno, el capítulo uno era el de la calabaza. Yo lo había pensado, bueno, el Bueno, partamos desde qué pasó ese 9 de diciembre hasta ahora para poder contar, para poder hablar, para poder intercambiar.
Y empecé así con esa escena en el departamento de mi hija en el barrio de Monserrat, porque en realidad yo me había ido de Olivos a las 23:56 antes de convertirme en calabaza y bueno, cuando íbamos a mi departamento en Recoleta, que… del que me había ido el 29 de mayo con Néstor, del 2003, me dicen que habían gente… hostiles. Y entonces decido ir al departamento en Monserrat, mi hija se había ido ya al sur y la soledad es una cosa muy fuerte porque… Era una soledad que a mí me hizo muy bien, en ese momento la sentí porque cuando uno es Presidente, Presidenta, está siempre rodeada de gente, es imposible, es imposible no estar… Esto que puede parecer una cosa menor, una nimiedad, es muy brutal. Cada uno de ustedes piense, por un instante, que siempre que estén alguien va a observar lo que ustedes están haciendo, si fue al baño, si fue a la cocina, si fue a buscar algo a la heladera. Piénsense alguno de ustedes como imposible de tener algún gesto de soledad, una acción de soledad en su casa y bueno esto es un poco, entre otras cosas, ser Presidenta. Así que fue muy fuerte ese 9 de diciembre, ese 10 de diciembre ya de madrugada ya en el departamento, que contrastaba lo que había sucedido ya algunas horas antes también ¿no?. Lo que era la plaza inolvidable del 9 de diciembre, que además, plaza inolvidable porque además, en serio, yo lo recuerdo y lo digo ahí en el libro. Para mí, en serio, todo lo que me ha dado la sociedad argentina, los que me quieren, los que creen en mí, quiero decirles que yo ese 9 de diciembre cuando la gente nos despidió en la Plaza de Mayo en un hecho inédito… nunca había terminado un gobierno después de tres períodos de gobierno despedido y aplaudido por la gente en la Plaza de Mayo. Entonces yo ya estoy, por eso, yo ya fui Presidenta, yo ya fui Presidenta y yo sentía y siento la necesidad de poder ayudar y colaborar a terminar con esta catástrofe social y económica que viven los argentinos y las argentinas.
Y quise contar… y quise contar esa plaza maravillosa porque la historia no se repite nunca, y entonces yo siento y sentí la necesidad, en serio, de poder dar un gesto, poder en serio despojarme de todas las vanidades legítimas que tiene cualquier persona, cualquier ser humano, vanidades legítimas, despojarme definitivamente y dar testimonio de que en serio y definitivamente estamos dispuestos a ayudar a unir a los argentinos, a unir a los argentinos en un momento, en un momento difícil para todos y para todas, y yo siento y sé lo que está pasando.
Ayer cuando llegué aquí, a Santiago del Estero, siempre me recibieron con el mismo afecto y cariño de siempre, pero, mucha, mucha gente en la calle. Pero déjenme contarles, déjenme contarles que pasó siempre, y no pasó solamente acá en Santiago. Me pasa por allí también en la calle cuando, con desesperación, te agarran la mano fuerte, te la aprietan y te dicen: “volvé”. Y yo siento que ese “volvé” no es una cosa de nostalgia, sino de que la gente está muy mal en serio, la gente está angustiada. Está angustiada porque le han puesto su vida patas para arriba. Los argentinos y las argentinas vivimos con dificultades, porque nunca vivimos en Disney World ni nada que se le pareciera. Además, yo siempre digo que vivir en un país sin problemas es imposible, los únicos que no tienen problemas son los muertos. Si uno está vivo, indefectiblemente tiene problemas, y si no los tiene a lo que lo rodea a uno. Pero si a los que a uno lo rodean los tiene, también tiene el mismo problema porque si los que lo rodean a uno tienen problemas y están mal, no podemos tener la actitud egoísta de que como yo estoy bien, y no necesito nada, bueno, los demás que se arreglen como puedan, no está bien. ¿Ves cómo… ves cómo escribo otros libros y sigo, y sigo escribiendo? Porque la verdad es que quise relatar esa experiencia de que, ese fin de gobierno con esa despedida de la plaza y después el episodio menor de…no hubo forma de hacerle entender que teníamos que entregar el gobierno en el Poder Legislativo, pero ya es una cuestión menor que ni siquiera vale la pena recordar, es casi una anécdota, una anécdota por momentos graciosa, por momentos que se quiso plantear como si fuera una crisis ¿no? Crisis es esto que estamos viviendo. Esto es una crisis, un país endeudado, la gente haciendo malabares, los que pueden, para llegar a fin de mes, el temor a perder el trabajo permanentemente que anida hoy en muchísimos y muchísimas argentinas.
Así que, en realidad, yo quiero aprovechar esta primera oportunidad ya que vos me interpelás con el libro, de agradecerles a todos los argentinos y a todas las argentinas las muestras de cariño de antes y de las de ahora. Y quiero también decirles de mi absoluto compromiso para poder trabajar fuertemente por reconstruir un país, que no duden, va a atravesar grandes dificultades, más de las que aún hoy tenemos. Sería una mentirosa si les dijera que todo se va a solucionar mágicamente. No. Sería imposible solucionar mágicamente resolver un endeudamiento tan brutal como el que hemos tenido en apenas tres años y lo que es peor, y eso sí me… te digo Marcelo, me tocó y me dolió mucho. Fue que aquella gesta, aquella épica que habíamos hecho con Néstor cuando él decide, que junto con Lula en Brasil, pagar al Fondo Monetario Internacional para desembarazarnos de ese tutelaje sobre las cuestiones y los intereses de nuestro país… Bueno, ahora, de aquella deuda que fueron de 9 mil y pico de millones de dólares, bueno, ahora se ha transformado en una de 57 mil millones de dólares. Bueno, esto revela el grado de las dificultades que vamos a atravesar. Pero bueno, ya me fui del tema, perdón.

MF: Hablemos de cosas lindas, aunque sea cinco minutos.

CFK: Sí, sí, vamos con cosas lindas.

MF: Uno de los capítulos, ya que lo mencionaste a Néstor, Néstor es el tres, que se llama “Néstor y yo y nuestros hijos también”. Porque también, en términos así literarios, es el que se parece más a una historia de amor ahí en el medio del libro, porque es ahí donde vos contás buena parte de tu historia de amor con Néstor, que es increíble porque por otro lado vos mencionaste durante todo el libro… vos preguntaste qué pensaría Néstor en circunstancias como éstas, pero ahí estaba esencialmente la historia de amor de la que vos hablas en términos absolutos… en así todo el tiempo pero, también te permitís definir en ciertos pasajes a Néstor como un personaje, así que yo casi como un favor personal por si hay alguien que todavía no pudo leer el libro todavía que cuentes la anécdota con los diarios en Cariló.

CFK: Sí. Bueno, Néstor, ustedes saben, era un personaje. Nunca le importó estar a la moda, no era una persona que se fijara en lo que queda bien y bueno él era como es, como fue. Y un día estando en Cariló, habíamos decidido, siempre… Voy a empezar a contar cómo era el tema. Cuando nos fuimos al sur y después volvimos, volvíamos los veranos y alquilábamos quintas en City Bell, o en Gonnet, cerca de la casa de mis padres en la ciudad de La Plata para estar cerca de mi madre, de mi hermana. Un día me habían hablado tanto de Cariló que decidimos alquilar una casa en Cariló que es un lugar muy finoli ¿no? muy así, lindo. Hermoso el lugar.
Bueno, Néstor… primero yo había ido con los chicos y luego él llegó en auto con Máximo a la madrugada y como… vieron que en Cariló está todo oscuro porque no hay iluminación ni nada, se encajó en la avenida principal, en Divisadero, y bueno… estaba indignado porque no había pavimento, porque no había alumbrado, y bueno, etc, etc… La anécdota a la que hace referencia él, es una anécdota en una confitería en Cariló donde todos los días íbamos a comprar al centro comercial y, mientras yo compraba, yo iba totalmente producida, yo iba con pareo, con sombrero, anteojos de sol, un bolso divino… él salía en zapatillas, así nomás. Y usaba una viscerita, una gorra visera que se la ponía al revés. Y una cosa que a él le fascinaba, y que nosotros no lo podíamos hacer en Santa Cruz y que él lo hacía, era comprar los diarios. Porque en Santa Cruz los diarios llegaban al mediodía, cuando llegaban en avión, cuando llegaba… Y llegaban no todos los diarios. Llegaban Página 12, La Nación, Clarín y bueno y punto. Entonces cuando llegamos a Cariló, en el puesto de revistas que iba todas las mañanas, él se tomaba un cafecito mientras yo iba a comprar al centro o a ver algo que me gustara, él se quedaba con todos los diarios, compraba todos. Compraba Clarín, La Nación, Pagina 12, Crónica, el Día de la Plata, porque en Cariló también vendían el Día de La Plata. Bueno, todos y revistas y bueno, se sentaban en el café con la pila de diarios a esperarme a mí a que yo volviera de mis incursiones en el centro de comercio. Y un día que estaba sentado, y estaba mi hermana también, no lo cuento eso en el libro porque no me acordaba que estaba mi hermana y mi hermana me dijo: “y vos no te acordabas que estaba yo también”. Mi hermana… y entra una mujer muy paqueta y él estaba todo con la remera así nomás, y le dice: “me da La Nación por favor”, porque lo confundió con el diariero en realidad. Lo confundió con el diariero, entonces le dice: “me da La Nación por favor”. Y yo justo en ese momento entraba y le dice: “no señora, no puedo, son de la patroncita”. Y yo entraba con mis anteojos y mi pareo, así que nada… esa es una anécdota que mucha gente me la mencionó en el libro y que revela cómo éramos los dos. Yo siempre fui mucho más clasemediera que él.
Inclusive cuando ejercíamos la profesión de abogados él no era como el resto de los abogados en cuanto su actitud, al vestirse. No, no le daba bolilla a nada de eso. Siempre fue más bien a la sans façon, qué me importa, si te gusta bien y si no te gusta… Yo siempre fui más clasemediera con todos los tics de la clase media y demás. Él siempre fue mucho más libre que yo, también por el hecho de ser hombre. Los hombres siempre son más libres que las mujeres o por lo menos se les reconocen más libertades que a nosotros, pero sí, él es una persona muy libre. Si tuviera que definirlo, Néstor fue una persona absolutamente libre, vivió como pensaba y no se ató a ningún preconcepto. En ese sentido yo siempre soy un poco más conservadora y prejuiciosa que él. Pero bueno, así éramos.

MF: Hablando de las libertades extras que recibimos los hombres por el simple hecho de ser hombres, hay otro capítulo, el capítulo 5, que se llama “Una yegua en el gobierno”. Donde vos ahí incurrís en algo parecido a la literatura de género porque te pones a hacer una especie de análisis político de toda tu experiencia pero, desde el punto de vista de la mujer. Digo: ¿Cuáles son las dificultades extras? ¿Cuáles son los tropiezos? ¿Cuáles son las zancadillas y los desprecios que reciben por el simple hecho de ser mujeres?

CFK: Bueno, a ver, es una cosa sí que yo sufrí. Eso sí yo lo sufrí mucho, el hecho de la agresión en mi condición de mujer ¿no? Cuando uno es Presidente o Presidenta está sujeta a las críticas de las políticas pero, cuando a vos te ponen en la tapa de las revistas aludiendo a tu condición de mujer, orgásmica del poder o con látigos o con cosas que yo describo, que todos vieron. Bipolar, bueno loca, más de machirulo que tratar de locas a las mujeres, es… es algo, algo. Sí, es una cosa que el tema de la mujer y sobre todo cuando es una mujer que no baja la cabeza. Porque si sos una mujer que hace lo que los hombres dicen, o que por lo menos los que dominan el poder dicen, no tenés tampoco mayores problemas…. Me encantó ese sapucai, es un sapucai medio santiagueño. Santiagueño, muy bien, muy bien. Pero es un tema el de las mujeres es un tema que está todavía en discusión y en el tapete.
Hay una cosa con las mujeres muy fuerte ¿no? Que no solamente se da en los hombres, sino por allí se da en otras mujeres hacia las mujeres ¿no? Es algo que tenemos que discutir mucho y más a fondo. A ver… yo no soy una militante feminista, esa es mi hija pero, la verdad que el rol, el rol que han tomado las mujeres… ¿Y sabes qué me impresionan mucho? Las más jovencitas, las chicas de los secundarios, ahí se ve una fuerza en el tema de la mujer e inclusive en el tema de sus propios compañeros de colegio que las acompañan en las marchas. Bueno, me parece que es muy fuerte y me parece que ahora el tema de la mujer, sí claro, si sos una mujer que además bueno, pretende estar a la altura de todos los demás hombres es difícil, es duro. No me arrepiento de nada igual, para nada. Tal vez sí, lo digo en el libro, me hubiera gustado que me defendieran un poco más, que me defendieran las feministas porque había cuestiones y calificativos y calificativos que era claro que eran por mi condición de mujer. O sea, no era que tenían que decir… que tenían que decir: yo estoy de acuerdo con las políticas. No, critique a Cristina con todas sus políticas, pero no en su condición de mujer. Este es el tema, pero bueno… Hicimos… Yo decía, ¿Pero cómo puede ser? Soy la primera Presidenta de la República Argentina elegida dos veces y no se levanta ninguna voz para decir: critique a la Presidenta pero, no la maltrate como mujer. Critíquela como política pero, no como mujer porque son cosas agresivas. Pero bueno, nada, lo cuento y hablo de eso. Hablo de una yegua en el gobierno, me pareció la forma más clara de poder graficar eso ¿no?
Pero bueno, nada, creo que hemos hecho escuela con esto de las mujeres. ¿Sabes lo que más me gustó y que me dijo una vez? Eso no lo puse en el libro pero, una vez ya me olvidé tal vez, una vez, eh, estando en La Plata, fui a dar un acto, creo que inaugurábamos una universidad y una maestra se me acerca y me dice: el triunfo más grande que usted ha tenido es que ahora las chicas, las nenas en los colegios es que ya no quieren ser más reinas o princesas, quieren ser Presidentas. Y eso me hizo, eso me hizo, y es cierto, cuántas nenas de ustedes o de amigos de ustedes bueno, en la época mía… mañana lo titulan así, atento, yo quería ser reina cuando era chica, todas queríamos ser reina o princesa cuando éramos chicas y que ahora las nenas quieran ser presidentas, bueno, eso, permítanme pero me lo considero un logro, un humilde logro de que las nenas quieran ser presidentas.

MF: Lo pensaba ahora porque más temprano habíamos estado hablando, por un lado, yo te mencionaba la cantidad de veces que en el libro vos te preguntas por qué será que tenemos este destino cíclico tan terrible que cuando parecemos arañar algo parecido a la felicidad, a la estabilidad nos pasan por encima otra vez. Y también, en otro momento, hablamos del Bicentenario porque en este capítulo se habla del Bicentenario y todo lo que vos contás, la belleza que fue esa celebración y ahí hablamos de la Argentina, la Patria voladora. Se acuerdan, esa imagen que nos quedó grabada a todos. Y me preguntaba ahora, si no era parte de esta locura, de esta violencia cíclica de la Argentina no tendrá que ver con el hecho de que nosotros identificamos al país con una mujer…

CFK: Eso es todo un tema para un libro ¿no? Porque… sí, no sé, no sé. Vos sabés… porque lo del Bicentenario fue para mí una, un momento yo te diría de mi vida política, el momento más feliz. Fue un momento de felicidad absoluta y te diría casi perfecta. Ese 25 de mayo cuando nueve presidentes, nueve presidentes latinoamericanos fuimos caminando solos en medio de la multitud sin ningún, ningún dispositivo de seguridad, era increíble. Había miles de personas en la calle y éramos nueve presidentes caminando con Néstor, caminando cuatro, cinco, seis cuadras. Salimos de la Casa Rosada y estaba sobre Diagonal Norte… Varias, varias, varias cuadras y la verdad que poder hacerlo de esa manera. Me acuerdo que Lula, cuando llegamos al palco me dijo: si esto lo hacíamos en Brasil eran 100 muertos por lo menos, caminar en medio de una multitud nueve presidentes y la verdad que fue un momento de mucha felicidad.
Y Néstor ahí tenía la certeza de que habíamos encontrado un punto de unión en cuanto a la historia. Nuestra historia de 200 años hasta ese momento era una historia con tragedias, con desencuentros permanentes pero, yo sentí en esos días que los argentinos, cualquiera… y las argentinas cualquiera fuera nuestra ubicación partidaria o ideológica, habíamos validado una interpretación de esa historia. Porque Malvinas, las Madres y los desaparecidos y las dictaduras, la batalla de San Lorenzo, el Cruce de Los Andes, los grandes logros y tragedias también… Y bueno, yo lo que pasa también, y eso tampoco lo escribí pero, lo que me hace reflexionar un poco también es que después tuvimos una gran tragedia: la partida de Néstor. La partida de Néstor fue una tragedia. Y después siguiendo en el otro capítulo, en el de los Heraldos, también fue una época de mucho dolor y de mucha pérdida, también, murió Chávez en 2013. Mis operaciones, fui… siempre digo ¿Cómo puede ser que los argentinos no podamos ponernos de acuerdo en que es bueno no estar endeudados para poder decidir nuestras cosas, que es bueno que todos tengan trabajo, que es bueno que la gente pueda disfrutar con sus hijos que pueda tener plata en su bolsillo para darle educación a sus hijos? Yo cada vez entiendo menos a estos capitalistas que se dicen capitalistas pero quieren que la gente se muera de hambre y no consuma y no gaste. ¿Qué clase de capitalismo es el que están proponiéndonos? Es un capitalismo, es un capitalismo medio raro, Marcelo. Es un capitalismo medio raro porque, yo siempre tengo interpretación acerca de la caída del muro de Berlín, se cayó porque los del otro lado querían tener el nivel de vida y poder acceder a los mismos bienes culturales, materiales, que tenían los que podían tener mayores libertades, querían poder trabajar y elegir qué comprarse, con quién vivir, qué hacer…

MF: La misma interpretación que tiene el Indio…

CFK: Claro. Entonces digo ¿Cómo puede ser? Claro… ¿El Indio también tiene esa interpretación? Mirá que bien. Y sí, si uno ve esa película fantástica Good By Lenin, se da cuenta de cómo vivían los que vivían del otro lado, del lado de la Unión Soviética y nadie, nadie quiere vivir así racionalizado, no pudiendo acceder a cosas, vigilado, en un mundo gris, sin perspectivas de futuro y de libertades. Yo creo que no fue un triunfo en el sentido de “¡ay, yo no soy comunista!” El tema, el triunfo, es que querían consumir y vivir en el capitalismo y ser un capitalista como los demás. Es complicado, es complicado porque es… es complicado porque en definitiva creo que lo que vamos a tener que pensar los argentinos, discutir y debatir, que es un poco lo que yo digo al final del libro cuando hablo del contrato social…

MF: No te apures.

CFK: Es esto ¿no? Y bueno, nada, en ese día del 25 de mayo del 2010, yo pensé que finalmente, con nuestras diferencias, con nuestras individualidades, con nuestras pertenencias, que siempre es bueno que cada uno las conserve porque estar de acuerdo con el otro en algo no puede significar renunciar a todo lo que soy o a todo lo que pienso. No, soy esto, pienso esto, pero con respecto a determinadas cuestiones que son comunes a todos los argentinos y las argentinas poder arribar a acuerdos mínimos de convivencia como digo.

MF: Ahí vos contás también en relación al Bicentenario que Néstor al principio decía ¿Qué es esto?

CFK: Nos mataba.

MF: y que después al ver en lo que se había convertido, él tuvo la sensación de que habíamos ganado la batalla cultural.

CFK: Así es.

MF: No fue así en ese momento, incluso después de que murió Néstor y hubo varios reveces políticos, vos pudiste nacionalizar YPF, la ley contra el femicidio, fue el momento en que en las Naciones Unidas suscribieron varios países para la restructuración de deudas. Y fue el momento del ARSAT o de los ARSATs y vos también decís en ese momento, pensé que todo lo malo había quedado atrás y que por fin el futuro había llegado.

CFK: Sí. Se acuerdan ¿no? Cuando lanzamos al espacio el ARSAT, el satélite. Para mí era… y lo que lamentaba, porque claro, yo recuerdo cuando Néstor entró a la Casa de gobierno el 25 de mayo de 2003 con el 22% de los votos, un país que había volado por los aires en el 2001 y bueno, juntando las monedas para ver cómo se pagaba, cómo se seguía, y él no pudo ver cómo la Argentina, ver cómo lanzábamos al espacio los satélites, el ARSAT no lo pudo ver. Hecho por científicos argentinos, la central nuclear Atucha II, no pudo ver todo ese despegue que comenzamos a hacer con tecnología. Vos fíjate: cuando nosotros llegamos no teníamos ninguna empresa argentina validada para hacer trabajos en centrales nucleares y cuando yo me fui había más de cien empresas argentinas validadas para hacer trabajos o mantenimiento en materia nuclear. Entonces habíamos llegado a un punto de desarrollo con repatriación de científicos, más de mil con el programa Raíces. A mí me parecía que habíamos llegado a un punto en que bueno… se podían discutir muchas cosas y había que discutirlas, corregirlas, mejorarlas o cambiarlas pero, que había cosas en las cuales ya no había discusión. La tecnología, la industrialización del país, la generación de trabajo y el mantenimiento del trabajo para la gente. Yo pensé que esas cosas eran cosas que ya no podían entrar en discusión ni podían ser revertidas, pero bueno, la economía es la economía y eso es lo que me sigue por allí… y que es el gran desafío que yo siento y que por eso también, volviendo al principio de mis decisiones, lo que también llevó a las decisiones que uno ha tomado, es que tiene que ver con que es necesario volver a recuperar determinadas cosas que se le han perdido a la gente. Pero no porque alguien las impongan, sino porque nos sentemos en un ámbito en el cual podamos decidir, podamos discutir estas cosas porque yo siempre, a lo malo hay que encontrarle la parte buena. ¿Qué tiene de bueno este momento? Hemos… hemos… hemos experimentado… seguramente hay cosas que discutir, rediscutir, reelaborar de lo que veníamos desarrollando en materia de políticas económicas, seguramente que sí, pero me parece que hemos podido comprobar en muy corto plazo, en muy corto plazo, porque son apenas tres años de gestión del nuevo gobierno que empezó el 10 de diciembre de 2015, que todo eso que nos habían dicho que teníamos que hacer nosotros y que nosotros nos negábamos a hacerlo porque decíamos que íbamos a terminar como ahora. Teníamos razón, teníamos razón de no abrir, teníamos razón de no abrir una apertura indiscriminada de la economía que destruyera la industria nacional. Teníamos razón cuando decíamos que teníamos que sostener el mercado interno y el consumo porque era nuestro fuerte, porque había mucha disputa comercial afuera, en el mundo y teníamos que tener nuestro mercado interno para poder desarrollar un proceso político y económico de desarrollo autónomo. Teníamos razón cuando decíamos que teníamos que reservar nuestros dólares para los insumos para la producción de la industria, porque éramos un país que necesita insumos para la producción y necesita de bienes de capital y de insumos para… para darle a la industria, para que además pueda exportar.
Lo que tiene de bueno este momento es que si nos sentamos en una mesa los argentinos y las argentinas a ver las cosas que nos habían dicho que teníamos que hacer y que eso iba a significar pum para arriba, bueno, los fondos buitres. Se les pagó a los fondos buitres. Si le pagábamos a los fondos buitres iban a venir miles de millones de dólares de inversión. Le pagamos a los fondos buitres y no vino nada de inversión y el que volvió fue el Fondo Monetario Internacional. Entonces hoy, digo, estamos en un momento los argentinos y las argentinas que podemos sentarnos a hablar y a cotejar las cosas que se hicieron mal. Esto es lo que, digamos Marcelo, le encontré una parte positiva y una parte buena y yo tengo muchas esperanzas, grandes esperanzas de que los argentinos y las argentinas podamos encontrar finalmente un camino, que no es exactamente a pie juntillas, lo que habíamos hecho nosotros porque además no se pueden volver a hacer las mismas cosas nunca. Es imposible, nunca el río es el mismo, siempre que pases va a ser un río distinto, siempre. Pero lo importante es ver para qué lado va el río para poder tener la fuerza de saber lo que se tiene que hacer si es que queremos hacer una represa, si es que queremos dejarlo correr, pero decidir esas cosas. Me parece que estamos en un momento… aunque parezca lo contrario.

MF: Pasa, Cristina que a veces es muy difícil enfrentar una política que parece esencialmente una política del odio y de la descalificación del otro. Vos, hay pasajes donde empezás a recordar todas las causas que se armaron en contra tuya y el momento de darte cuenta de que ni siquiera era una cosa privada contra vos o personal; es una cosa personal contra vos, no jodamos. Pero, más allá de eso que no era una cuestión exclusivamente de la Argentina y que tenía que ver con una política que venía de otro lado y que tocaba a otros países hermanos, lo que ocurrió hace un par de días, el descubrimiento de estos chats que revelan como el juez Moro, exjuez Moro, actual ministro de Justicia de Brasil negociaba ilegalmente con los fiscales como para meter preso a Lula y después impedir incluso que pudiera tener contacto con la prensa.

CFK: Es la maquinaria del odio. Yo creo que el tema de la mentira y el odio se utiliza como un instrumento para dividir, no, para enfrentar, para hacerle creer a los pobres que la culpa de su pobreza la tienen otros pobres, para hacerle pensar al otro que la plata de sus impuestos se la llevan los de la AUH o los planeros como les dicen. Yo creo que hay toda una estrategia de sembrar odio y división en los pueblos. Creo que al sembrar odio y división se benefician unos pocos. Yo creo que tenemos que ser lo suficientemente inteligentes como para sustraernos a esa maquinaria del odio. También en las decisiones tiene que ver eso, tiene que ver el desmontar, el “no, es ambiciosa”, y que “el poder”, y esto y lo otro. Es muy fuerte todo los que se va construyendo en torno… Bueno lo que sufrió Lula. Meterlo preso para evitar que sea presidente del Brasil como seguramente hubiera sido si podía ir a elecciones. Lo que se descubre ahora, y las cosas que se van a descubrir. Estas cosas siempre son de muy corto alcance y finalmente se terminan descubriendo, los armados y las cosas, pero a mí, me gusta detenerme en el tema del odio y también en la construcción. No sé si vos el otro día viste en mis redes, yo lancé el tema de la meritocracia que es un tema que abordo en el libro, el odio, el pensar un pobre que lo que le falta a él o el trabajo, que todavía no le alcanza es porque hay otro pobre que cobra una Asignación Universal por Hijo que se lo saca. Sin darse cuenta que, en definitiva, un país que se endeuda, un país que fuga esa deuda que tiene es la causal de todos los males y de todas las miserias de los argentinos y de las argentinas. Pero yo creo que… yo creo que también apelan a mecanismos, que ahora todo el mundo piensa que la big data, que las redes sociales ¿no? Miren, son los distintos medios pero los fines son los mismos y pivotean también sobre nuestros propios sentimientos como seres humanos. Porque, en definitiva, todos siempre hablamos de la igualdad, pero no nos creemos que somos iguales al otro, siempre pensamos que somos mejor que el otro. Y entonces se pivotea sobre eso para hacerle creer a la gente que lo que tiene, no tiene nada que ver, o lo que logró en la vida no tiene nada que ver con un modelo económico político del país. Y lo que no tiene también es culpa suya. Entonces, es como para que la gente se resigne y que lo que no tiene es por culpa suya y que lo que tiene no es que fue producto de una política económica que privilegiaba el trabajo o la industria nacional, sino que lo tiene porque se lo ganó. Son confusiones a las cuales uno también llega, o sea, yo en el fondo también si me raspan y me raspan y me raspan un poco se podrá pensar y podré pensar que llegué o yo llegué por mis condiciones. Y no, todos llegamos porque se van sumando cosas en la vida de cada uno de nosotros que tiene que ver con la interrelación con los demás y todo lo que nos rodea para poder llegar a un punto.
Siempre digo el ejemplo mío de abogada. Está bien, yo me recibí de abogada, pero por qué me recibí de abogada, porque vivía en La Plata. Está bien, yo estudiaba mucho, era muy buena alumna, trabajaba desde que estudiaba en la facultad, pero vivía a 20 cuadras de la facultad de derecho. Si yo hubiera vivido, como Néstor, a lo mejor en Río Gallegos, a lo mejor mis padres no me hubieran mandado a estudiar a La Plata y no hubiera sido abogada, con lo cual quiere decir que si yo fui abogada, que es un mérito porque estudié, hay algo que también me ubicó en una posición geográfica que a lo mejor un chico en Chaco, en Jujuy o en Tierra del Fuego no tienen la posibilidad de serlo. Entonces creo que cada uno de nosotros, sin desmerecer y sabiendo que además si uno se esfuerza puede lograr cosas pero, hay gente que se esfuerza toda la vida y nunca logra nada porque nunca tiene una sociedad o un modelo económico que lo apoye para poder conseguir esas cosas. Entonces yo creo que tenemos que pensar, tenemos que… el ejercicio, primero es pensarnos no como una individualidad sino como parte de una sociedad que necesitamos que no solamente nosotros podamos estar bien sino que también estén bien quienes nos rodean. Y si no te importa por los demás, te tiene que importar por vos mismo. Porque, como yo digo, en definitiva si yo vivo, por más que viva muy bien, en una sociedad en la que los que me rodean cada vez están peor, en algún momento esa mala realidad va a tocar mi vida o la de las personas que yo quiero. La de un hijo que sale a bailar y que por ahí se encuentra que lo roban o que lo asaltan, y entonces vos le diste todo a tu hijo y tu hijo estaba bien pero se encontró con alguien… Esto es como ir en la ruta, vos podés ir manejando bárbaro y fantástico, pero si te encontrás por ahí con alguien que vienen en contra mano, por más que vos hayas respetado todas las señales de tránsito te matás igual. Esto es entender que no somos nosotros aislados, sino que somos nosotros y el mundo que nos rodea y en la medida que podamos lograr que ese mundo que nos rodea todos vivan mejor, nosotros mismos también vamos a poder vivir mejor. Esa es la filosofía por lo menos.

MF: Me haces acordar a un personaje siniestro que formó parte de este gobierno que hace tres años dijo, les hicieron creer que se podían comprar un celular, que podían tener vacaciones, cuando es al revés, son ellos que le quieren hacer creer a la gente que no puede comprarse un celular, que no puede comer cuatro veces por día.

CFK: Bueno, es como nos habían hecho creer, vos fíjate que nos habían hecho creer a nosotros y esto fue lo importante, por eso digo, qué pena el retroceso terrible que hemos tenido con lo del Fondo Monetario Internacional. Cuanto nos va a costar eso, porque nos habían hecho creer, hasta que Néstor llegó en el 2003, que no se le podía decir que no al Fondo Monetario, que no se podía hacer tal cosa, que no se podía hacer tal otra. Y creo que el gran valor que él tuvo fue demostrarles a los argentinos que podíamos tener un modelo de país con razonable autonomía, de desarrollo industrial, y yo creo que humildemente también colaboré con eso.
Y vos fíjate ahora cómo estamos, volvieron los del Fondo con los 57 mil millones y los argentinos cada vez estamos peor. Entonces creo que tenemos que hacer todos, un inmenso y gran esfuerzo. Y aunque claro, esto va a exigir también que discutamos muchas cosas porque no quiero tirar pálidas pero los dólares va a haber que devolverlos. ¿Quién los va a poner? No se los vamos a poder pedir a los cartoneros de Juan Grabois o a los camioneros de Hugo Moyano. Vamos a tener que discutir en serio los argentinos, empresarios, dirigentes políticos, dirigentes sindicales, ¿Cómo vamos a hacer o vamos a hacerle… todavía exigirle sacrificios al pueblo, y más sacrificios, y más sacrificios? Me parece que esto es clave también y va a requerir mucha madurez y mucha templanza de todos y de todas.

MF: En el epílogo del libro vos decís dos cosas muy categóricas y muy claras. Más claro, agua como decís vos: Macri es el caos y no sé si decir la frase final, no sé si es un spoiler y si se puede decir, la frase final termina con Cristina diciendo así no va más.

CFK: Sí.

MF: y es ahí donde plantás una idea que empezaste a desarrollar en la feria. Esta idea de lo que llamaste contrato social responsable o contrato ciudadano responsable que es un poco lo que has venido insinuando o la única que nos queda ¿No?

CFK: Así es. Sí…. Gracias yo también los amo y las amo mucho a todos. Sí, para finalizar sí como dice acá Marcelo. Sinceramente, creo que vamos a tener que hacer un contrato social. Un nuevo contrato social de ciudadanía responsable donde nos pongamos de acuerdo los argentinos, no solamente en los grandes lineamientos políticos y económicos, como digo yo, con metas cuantificables, verificables y posibles de realización porque una nueva frustración de expectativas de los argentinos sería catastrófico para todos nosotros.
Así que exige para todos nosotros y de todas, una actitud nueva. Una actitud de acuerdo, pero no de acuerdo solamente sino también de acuerdo en las normas de convivencia. Noto también en nosotros y en la calle se nota un grado, tal vez no en el país profundo como yo digo, donde la vida es otra cosa, pero en los grandes centros urbanos una suerte de crispación, de nerviosismo, de intolerancia. Tristeza también, de angustia. Bueno creo que también los argentinos y las argentinas vamos a tener que aprender a convivir con nosotros mismos respetándonos y no insultándonos porque… porque pensamos diferente o venimos de historias diferentes. Esto es clave, sino, como dice el libro, así no va más. Yo tengo la certeza de que estamos a tiempo, estamos a tiempo los argentinos y las argentinas de mirar lo que nos pasó, de mirar lo que nos está pasando y, a partir de allí, poder construir una mirada común, que no quiere decir pensar igual pero, sí llegar a acuerdos básicos sobre las cosas que nos permitan volver a pensarnos con un país con futuro para nosotros y para nuestros hijos. Esto es mi compromiso y esto es lo que quería hoy hablar con todos y con todas. Muchísimas gracias. Muchísimas gracias por tanto cariño. Muchas gracias Marcelo. Muchas Gracias.

 

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