Hola, bueno, ¿cómo están todos y todas? Sé que están reunidos en Pilar, médicos, enfermeros, enfermeras, directores de hospital y también de centros de salud, auxiliares. Bueno, acompañando a los trabajadores y trabajadoras de la salud que integran las listas electorales de Fuerza Patria.
Bueno, sé que todos y todas ustedes están allí en la primera trinchera de la salud, esa trinchera que es el hospital público y están llevando adelante una tarea de entrega y de compromiso para sostener todo el sistema contra viento y marea en medio de un vendaval, de este vendaval que provoca la escasez de recursos por el abandono explícito del desgobierno de Milei.
Intuyo que hoy ahí en Pilar hay un ámbito muy, pero muy parecido al último encuentro de salud que mantuvimos con Nico y otros compañeros allá por el 23 de noviembre del 24, en el campus de la Universidad Nacional de Rosario.
Es increíble, increíble porque solo han transcurrido 10 meses de aquel encuentro y parece que hubieran pasado 10 años, no sé, una eternidad. Es que ha sido tal la velocidad y la profundidad del deterioro, del daño que han provocado las políticas de ajuste del desgobierno de Milei, que realmente parece una eternidad. Ajuste a los que menos tienen y a los vulnerables, y que han impactado de lleno en la salud de las grandes mayorías de nuestra población. Será por eso que tengo esa sensación de una eternidad de lo que estamos pasando.
El retiro de medicamentos gratuitos en el PAMI, el corte de suministro de medicamentos, de psicofármacos para los pacientes de la salud mental, la falta de entrega de vacunas, el financiamiento de todos los programas. Que se suman además al ataque sistemático a instituciones emblemáticas de la salud, como el Garrahan o el Bonaparte, que ya son escenas cotidianas de esta verdadera catástrofe social.
Me cuentan compañeros que trabajan en territorio, de jubilados que parten en tres pedacitos la pastilla de hipertensión porque con la pensión o la jubilación no les alcanza.
Dios mío, me hace acordar al 2001, cuando muchas mamás compraban pañales descartables por unidad en los kioscos porque no les alcanzaba para el paquete entero. Madre de Dios.
Y todo ello con un telón de fondo con hospitales públicos que no dan abasto porque obviamente se ha incrementado la demanda de atención por parte de todos aquellos o que han perdido el trabajo o que no pueden hacer frente al copago en las obras sociales o directamente a la cuota de la prepaga. Qué sé yo, una verdadera calamidad.
Pero, permítanme, quiero detenerme un instante y recordar algo que dije aquel 23 de noviembre en la Universidad de Rosario. Y su relación con dos temas de salud que hoy adquieren una dramática actualidad. Uno, el de las muertes por el fentanilo. Y el otro, el escándalo de las coimas con los medicamentos de los discapacitados. Me acuerdo que aquel 23 de noviembre critiqué la obsesión desregulatoria de Sturzenegger y dije que solo desregulaba a favor de poquitos muy poderosos. La verdad, casi casi una premonición. Que lamentablemente se comprueba hoy en el caso del fentanilo cuando ajustan y desregulan todo el sector de salud, y en especial a la ANMAT, provocando por falta de control la muerte de 96 personas, por lo menos es lo que sabemos hasta ahora, ¿no? Porque compatriotas, no lo duden, la desregulación también puede matar. Y arriba tienen el tupé de intentar responsabilizar al kirchnerismo, dale, dale.
Fue nuestro gobierno en el 2011 y el 2012 el que reguló por primera vez al fentanilo y estableció un sistema de trazabilidad, o sea, de seguimiento estricto en toda la cadena de producción y distribución.
Pero no solo eso, los que derogaron y sacaron de esa categoría al fentanilo fueron los gobiernos de Cambiemos, de Mauricio Macri en el 2016, hoy socio minoritario de los hermanitos Miley. Muy caraduras, la verdad, muy, no se hacen cargo de nada. La culpa siempre es de otros, y por supuesto de los kukas, claro, ¿no?
Aquel 23 de noviembre, cuando critiqué la obsesión de la desregulación de Sturzenegger, también dije, ya que tanto, tanto le gustaba desregular, “y por qué no desregulaban la importación de medicamentos genéricos”, dije, ¿no? Así bajaban los precios y teníamos una mayor capacidad de gestionar presupuestos sanitarios. Si serás idiota, Cristina, si serás idiota, mirá que les iba a interesar bajar los precios de los medicamentos, dale, si cobraban coimas por los porcentajes sobre medicamentos facturados por los discapacitados. Y no es un relato kuka, no, no, no. Lo escuchamos todos, toditos los argentinos, nada más ni nada menos que de la boquita del abogado y amigo personal de Milei al que nombró director de la Agencia Nacional de Discapacidad, y después rajó cuando se armó el quilombo.
Sí, escuchamos hasta el porcentaje de la coima que cobraba la hermana del Presidente. Pensar que Eva Mieri, Presidenta del Consejo Deliberante de Quilmes, estuvo 13 días presa en Ezeiza por ser acusada, sin ninguna, prueba de tirar bosta en una vereda, escucharon, ¿no? Acusada sin ninguna prueba de tirar bosta en una vereda, 13 días presa en Ezeiza y procesada, por supuesto.
¿Alguien sabe qué pasó con la doctrina Irurzun? ¿Se acuerdan aquella que se instrumentó durante el gobierno de Mauricio Macri para meter presos a exfuncionarios del gobierno anterior porque, según los jueces de Comodoro Py, decían que tenían poder residual por haber sido funcionarios y por lo tanto podían entorpecer la investigación? ¿Y ahora? ¿Y ahora qué hacemos cuando los acusados son el Presidente, la hermana, su abogado y amigo, y los primitos Menem? O sea, todos en ejercicio actual y en la cúpide del poder. Dios mío, qué Argentina. Bueno, o qué Justicia, no sé.
Bueno, sé que ustedes son trabajadores de la salud y no tienen por qué saber de códigos penales y de procedimientos, pero compañeros, compatriotas, amigos, así está hoy la Argentina y como digo siempre, todo tiene que ver con todo. Esta verdadera catástrofe institucional, política, económica y social que está viviendo la Argentina solo es posible porque hay un claro, un clarísimo intento, un claro proceso de disciplinar a la dirigencia política para que a nadie se le ocurra proteger a los vulnerables. Ayudar a los que lo necesitan, defender y representar los intereses de la Nación y sobre todo, sobre todo, controlar a los poderes económicos para que no se conviertan en depredadores sociales y seriales de nuestra Argentina.
Porque creo, y sinceramente, para terminar, que ahí está el verdadero desafío: ser capaces de retomar la senda, el camino de los que construyeron independencia económica, nos dieron prosperidad social y lograron que tuviéramos dignidad nacional. Así que un saludo muy grande para todos y para todas. Los quiero mucho.