junio 19, 2013
Cristina en la Universidad Nacional de Córdoba
Hoy en Córdoba, en el cierre de los festejos por el cuarto centenario de la UNC, la más antigua del país y la cuarta fundada en América, hoy cuenta con una población de 110.000 alumnos, distribuidos en 13 facultades. “Ser universitario, más que privilegio, es un deber de compromiso con el pueblo, con aquellos que no tienen la oportunidad de poder acceder”.

 

Palabras de CFK en la  Universidad Nacional de Córdoba. Miércoles 19 de junio de 2013.

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Gracias, muchas gracias, muy buenas tardes a todos y a todas; señor rector de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC); señora vicegobernador de la provincia de Córdoba; señor intendente de la Ciudad de Córdoba; señores rectores; rectoras de las distintas universidades argentinas; ex rectores y ex rectoras de esta querida UNC; gracias Carolina por acompañarnos y a toda Córdoba, hola Córdoba, cómo están: la verdad que tengo que empezar agradeciendo, darles las gracias de poder participar en este hecho histórico.

Miren, cuando yo tenía la edad de ustedes, cuando era una estudiante universitaria, allá en la Universidad Nacional de La Plata, que no tiene 400 años, pero ya tiene más de 100, es la tercera universidad más antigua del país, después de Córdoba, UBA, La Plata, les puedo asegurar que siendo estudiante de esa universidad, donde conocí a mi compañero de toda la vida, mi compañero de vida y de militancia, la verdad que nunca soñé que iba a participar – como Presidenta de la Nación argentina –en la conmemoración de los 400 años de esta querida Universidad Nacional de Córdoba, señera en Latinoamérica.

Son muchas las cosas que podemos hablar, recién lo veíamos en el video, de esta década ganada para todos los argentinos, y cuando digo todos no podían estar ausente – por supuesto – los universitarios. Fíjense que en todas las épocas de clausura democrática o de exclusión social, aún en etapas donde los argentinos podíamos votar, ustedes – los universitarios, como los trabajadores, como los científicos, como los intelectuales – tampoco eran tenidos en cuenta.

Por eso es bueno reflexionar y saber que ser universitario más que un privilegio es un deber de compromiso con el pueblo, con aquellos que tal vez nunca podrán acceder a la universidad y nosotros, muchos de nosotros, hijos de trabajadores, que tuvimos la suerte de acceder gracias a la universidad pública y gratuita a los estudios superiores tenemos que tener un compromiso superior al de cualquier otro ciudadano para devolver parte de lo que la Nación y la Patria nos dieron.

Por eso, desde el año 2003, pusimos especial énfasis en la educación en todos sus niveles. Lo recuerdo el día 27 de mayo partiendo para Entre Ríos, con el ministro de Educación, de entonces, para levantar la huelga docente de meses, porque los docentes no cobraban sus salarios y luego dedicarnos con énfasis no solamente a recuperar el sistema universitario, a mejorar su presupuesto, a lograr una infraestructura, como la que recién veíamos en el video, sino también a volver a dignificar a todo el sector, que yo considero uno de los pilares fundamentales en la reconstrucción de la capacidad de una Nación, donde el conocimiento y el saber deben ocupar, sí, un lugar de mucha importancia.

Y tal vez como en pocos lugares se pueda ejemplificar la historia, nuestra historia argentina, como en esta Universidad Nacional de Córdoba y en estos 400 años de historia. Historia que empezó casi como un privilegio, historia que empezó en una universidad fundada desde lo religioso, en una universidad que allá por 1613, contaba con 50 alumnos, y que hoy cuenta con más de 120.000, lo que la ha convertido en una verdadera universidad masiva.

También recordar, en un día como hoy, en un día muy especial, lo qué significó la reforma del 18, lo qué significaron esos jóvenes – y permítanme, sin excluir a ningún sector – recordar a esos jóvenes, como Deodoro Roca, que hiciera ese magnífico manifiesto.

Yo quiero leer una parte, sobre todo porque no vivimos en un globo de cristal, vivimos en una sociedad con demandas, en una sociedad que ha incorporado derechos, que demanda cada día mayores libertades y mayores reformas, mayor incorporación y mayor inclusión, más gente que vote. ¿Cómo nació esa reforma del 18? Para crear la libertad de cátedra, porque las cátedras eran hereditarias. Parece mentira, pero se heredaban las cátedras, eran eternos y además cuando se morían lo heredaba alguien. No podían elegir tampoco los estudiantes, nació como un reclamo de poder participar en el gobierno de la universidad por parte de miles de jóvenes, que comenzó aquí, y también se extendió a lo largo y a lo ancho del país. Nación también en el barrio de Clínicas, como el Cordobazo, y nada es casualidad.  También se extendió a la Universidad Nacional de La Plata; jóvenes como Deodoro Roca, de 28 años, algunos que por ahí escucho que andan enojados con los jóvenes, no digo que todos los cambios los hayan hecho los jóvenes, pero no conozco ningún cambio donde no estén todos los jóvenes.  Esto es la ley de la vida, es la ley de la biología. Así que no se enojen con los jóvenes, al contrario, yo tengo 60 años y cuando estoy rodeada de pibes me siento de 15 otra vez. Así que gracias, gracias.

Quiero leerles lo que decía Deodoro Roca, de apenas 28 años…Gracias, ¡Cristina corazón! Y vos, ¿cómo te llamás, linda? Vos sos el corazón de la Patria que viene. Decía Deodoro Roca, en ese manifiesto: “hombres de una república libre, acabamos de romper la última cadena, que en pleno siglo XX nos ataba a la antigua dominación monárquica y monástica”. Monárquica, aristocrática, de pocos (eso lo digo yo, no lo dijo Deodoro). “Hemos resuelto llamar a todas las cosas por el nombre que tienen (…)”, que maravilla…”hemos resuelto llamar a las cosas por el nombre que tienen”, pobre Deodoro cómo no iba a tener problemas, cada vez que llamás a las cosas por su nombre siempre tenés problemas. “Córdoba – seguía diciendo Deodoro –  se redime, desde hoy contamos para el país una vergüenza menos y una libertad más (…)” que maravilla, porque cuando tenés menos libertad tenés que tener más vergüenza, por lo menos debieran tenerla los que nos quieren recortar a los argentinos algunas libertades. “Los dolores que quedan son las libertades que faltan”… nos quedan todavía dolores. Ayer, nos dieron algún dolor, pero nos vamos a curar porque tenemos muchos remedios, buenos farmacéuticos, inyecciones y antibióticos también.

Los dolores que quedan, son las libertades que faltan. Creemos no equivocarnos, la resonancia del corazón nos lo advierten.

Estamos pisando sobre una revolución, estamos viviendo una hora americana. La única puerta que nos queda abierta, la esperanza es el destino heroico de la juventud.

La juventud ya lo pide, exige que se le reconozca el derecho de exteriorizar ese pensamiento propio y los cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de soportar a los tiranos; si ha sido capaz de realizar la revolución de las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.

Esto pasaba aquí, donde hoy estamos parados en 1918. La libertad de cátedra, la participación en el gobierno de la universidad.

Después vino la lucha de la gratuidad que consagró el peronismo también allá por 1949 y que consagramos los constituyentes también en aquella Universidad de Santa Fe, aquí en frente, en la Constitución del 94. Y las luchas que se han llevado en este país.

Por eso digo que aquellos que pretenden parar reformas, que aquellos que no quieren dejar votar al pueblo para que intervengan la soberanía popular, la voluntad popular que es la causa fundamental. Porque estos jóvenes que hicieron la reforma universitaria y que después también derribaron tiranos en el Cordobazo, cuando obreros y estudiantes juntos combatieron a los tiranos, son la fuerza de la historia y la historia es indetenible.

Aquellos que creen que pueden, a través de alguna resolución impedir el crecimiento y el avance de la democracia, sepan que solo lo podrán hacer por un tiempo, porque nunca ninguna sociedad toleró ni aceptó durante mucho tiempo que se le impida ejercer sus derechos de elegir a los órganos políticos que marca la Constitución Nacional.

Por eso, cuando ayer alguien me decía que estaba triste, yo le dije “dejá la tristeza para mirar una telenovela o una película; nosotros los militantes nunca tenemos que estar tristes”. Los militantes tenemos que estar alegres y preparados para la próxima batalla, porque la única batalla que se pierde, es la que no se da. Y vamos a seguir dando todas y cada una de las batallas que hemos dado en esta democracia en estos 10 años.

Yo me pregunto –y esto atraviesa la historia de todos los partidos políticos- ¿cuánto le costó a Leandro N. Alem, a Hipólito Yrigoyen lograr la Ley Sáenz Peña para el sufragio universal? ¿Cuánto tiempo estuvieron las mujeres sufragistas y después Evita para lograr el voto femenino? ¿Cuánto esperaron hombres y mujeres para poder tener sus plenos derechos como el resto de los argentinos cuando votamos el matrimonio igualitario? ¿Cuánto tiempo también -y se los digo como testigo de época- estuvimos los argentinos sin votar y finalmente tuvimos una democracia plena? ¿Y cuánto –de aquí diviso varios pañuelos blancos de HIJOS- tiempo hijos de detenidos desaparecidos, Madres, Abuelas, Nietos esperaron por justicia? Más de 35 años. La Historia no reconoce los años, reconoce los resultados y los logros.

Por eso, más temprano que tarde, los argentinos van a poder votar democráticamente a todos los órganos políticos de la Constitución argentina.

Yo les digo que tal vez, haya pocos mejores lugares donde dar estos debates que aquí en estos ámbitos. En estos ámbitos que se han caracterizado por la libertad de pensamiento; en estos ámbitos donde todo se discute porque todo está sometido a discusión. Aquí, en la Universidad, en donde nos preparamos como cuadros de la Nación para darle a su compatriota los mejores servicios, no solamente desde los técnico o de lo científico, los mejores servicios también creando una sociedad más democrática, más abierta, sin claustros cerrados, donde no se conocen las caras, donde no se conocen los nombres, donde también solamente se ingresa porque se es amigo de uno o de otro.

Esto también formó parte de la discusión del 18 dentro de la universidad. Y esto también debe formar parte del conjunto de la sociedad hoy cuando lo discutimos.

Y yo quiero decirle a esta Córdoba maravillosa, a esta Córdoba que supo generar dirigentes de las tallas de Agustín Tosco, de Atilio López, dirigentes como Sabatini, esta Córdoba que todos los argentinos la conocíamos como “la Docta”, porque era principalmente un lugar de conocimiento, un lugar de cultura, de generación de ideas, de pensamientos y de corrientes.

Esto es lo que tiene que volver a ser Córdoba. Yo sueño con esa Córdoba, yo vengo de una ciudad también como La Plata, la ciudad universitaria.

Yo quiero volver a recuperar para mi país, para Córdoba, para mi ciudad ese lugar de honor que teníamos donde generábamos usinas de científicos, de intelectuales, de conocimiento donde nos sentíamos orgullosos de pertenecer y de ser la identidad, el orgullo, pero no el orgullo de lo material, no el orgullo del que más tiene, sino del que más aprende, del que más ayuda, del que más sabe, del que más conoce, del que más puede generar para el otro.

Esos fueron los hombres que marcaron la historia y yo quiero que Córdoba vuelva a marcar el paso de la historia como lo hizo también cuando era muy joven.

Porque saben qué pasa: los años que pasaron, esa dictadura terrible del 76, luego lo que sucedió con democracias acotadas, con amenazas, con la impotencia, no importa si porque no podés, porque no sabés o porque no querés, no importa, no quiero convertirme en fiscal. Simplemente por entender el proceso histórico para saber por qué pudieron convencernos que el Estado no servía para nada. Qué fue lo que pasó, que pudieron convencernos que los argentinos no valíamos nada; qué pasó que pudieron decirles a industriales argentinos que era mejor ir a producir a Brasil que producir en la Argentina y lo decían funcionarios de nuestros propios gobiernos y me hago cargo de lo que digo, como siempre me he hecho cargo de todo. Qué fue lo que nos pasó.

No hay que acusar a nadie; simplemente no es que…

Miren, los que descalifican, agravian es porque no tienen nada que contar de sí mismos. Nosotros tenemos tantas cosas para contar de nuestro Gobierno, de nuestras políticas.

Yo no vengo a agraviar ni a criticar a nadie, para nada, al contrario. Yo solo quiero que Córdoba vuelva a ser lo que alguna fue, como también quiero que mi país, la República Argentina, vuelva a ser lo que alguna fue.

Estamos poniendo todo, todo lo que tenemos y más también; a algunos se le fue la vida de tanto poner.

Pero yo les quiero decir a todos que fortalecer, cuando hoy venimos aquí a firmar convenios, cuando venimos a entregar fondos para comenzar las obras del hospital de Clínicas, cuando el ministerio de Salud también –que la locutora se olvidó de decirlo pero yo no- está dando aparatos para el hospital de Clínicas por valor casi de 10 millones de pesos, axiógrafo, tomógrafo y algunas cosas más.

Cuando estamos fortaleciendo también el sistema de comunicación audiovisual modelo que tiene la Universidad Nacional de Córdoba, felicitaciones a sus radios, a sus canales de televisión, a su señal abierta las 24 horas, que disputa con los monopolios la libertad y la diversidad.

¡Viva esa Universidad que quiere generar la diversidad!

Venimos a ayudarlos también para enriquecer, para crear más contenidos audiovisuales, esta creatividad maravillosa del pueblo argentino y la tan particular también de todos los cordobeses y de todas las cordobesas.

Quiero, finalmente, en este día tan particular, que la Historia pone, porque digo…Yo leía la historia recién: esta Universidad fue fundada por los jesuitas; en 1767, el señor Carlos III, Rey de España los expulsó y fijate lo que son las cosas: hoy tenemos un jesuita argentino de Papa que se llama Francisco, que fueron los franciscanos los que vinieron después.

Viste cómo es la Historia, la Historia es redonda, el mundo es redonda y en la Argentina es más redonda todavía que en ninguna parte.

Ustedes se preguntarán pero vamos a tener que esperar tanto para lograr las reformas. Mirá que pasaron como tres siglos.

No, no se preocupen, en aquella época no había Internet; hoy ya tenemos Internet y podemos comunicarnos mucho más rápido y las reformas vienen indetenibles. Porque indetenible es la voluntad popular; porque indetenible es la voluntad de participar; porque indetenible es la voluntad de decidir del pueblo argentino; porque indetenible es la historia, lo demuestran los 400 años de esta maravillosa Universidad y lo demuestra también la resistencia increíble del pueblo argentino ante tanta plaga, ante tanto sometimiento, ante tanta cosa.

Estamos aquí de pie, con los jóvenes al frente como vanguardia y los viejos atrás empujando como corresponde, como es la historia y como debe ser.

¡Viva Córdoba! ¡Feliz cumpleaños Universidad Nacional de Córdoba! ¡Vamos provincia de Córdoba para adelante junto al proyecto nacional, este proyecto que le ha cambiado la vida a los argentinos, que ha vuelto a abrir las fábricas de automotores que estaban cerradas, que ha vuelto las fábricas de autopartes y de metalmecánica, que ha generado un crecimiento en la producción como nunca se había visto!

¡Fuerza y adelante porque juntos los argentinos bien unidos somos invencibles porque somos parte de la historia misma del país!

Gracias y hasta siempre, los quiero mucho.

 

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