No puede haber democracia sostenible con exclusión social, por eso no debemos dejar que la desigualdad gane la batalla y mientras ella persista será imposible un desarrollo económico sustentable.
Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada.