junio 15, 2015
No puede haber nación si no hay un pueblo feliz que goce de sus derechos con alegría
Más allá de las diferencias no permitamos de ninguna manera el retorno a un pasado que ocasionó una Argentina de pobreza, de tragedia y de exclusión; defendamos esta Argentina de la inclusión.

 

Palabras de la Presidenta a la militancia, en la Galería de los Patriotas Latinoamericanos, luego del acto de anuncios e inauguraciones de obras en Casa Rosada. Lunes 15 de junio de 2015.

La verdad que los estaba extrañando porque hoy, una vez más, aquí en esta Casa, en esta maravillosa galería de los patriotas latinoamericanos acompañados por cientos y cientos de jóvenes militantes, quiero decirles que vamos a seguir ampliando y garantizando derechos para todos los argentinos y para todas las argentinas.

Yo digo siempre qué maravilla y qué triunfo político, compañeros y compañeras, el hecho de que políticas y decisiones que oportunamente tomáramos como fue fundar ARSAT, esa empresa de satélites que apoyamos en soledad, recuperar Aerolíneas, YPF, la administración de las AFJP, construir la Asignación Universal por Hijo, enviar al Congreso la Ley de Movilidad Jubilatoria, el Matrimonio Igualitario, la Ley de Entidad de Género, qué maravilla y qué verdadero triunfo político, que los que estaban en desacuerdo hoy estén de acuerdo y digan que van a ser mantenidos si llegan al gobierno. Qué maravilla, haber convencido.

Pero como siempre digo, más importante que la palabra o las promesas, son las certezas. Y por eso, creo que cada uno de los compatriotas está empoderado de esos derechos, de esa ampliación constante que hemos hecho y que nos ha permitido en un mundo complejo, difícil, de crisis seguir sosteniendo nuestra economía, nuestro país, nuestros jubilados, nuestras escuelas, nuestras universidades.

Por eso digo que tenemos que seguir trabajando y militando con mucha fuerza y compromiso y cada uno de los espacios. Y también, agradecer a aquellos que sin estar en un espacio político militante, han comprendido esta nueva Argentina y desde un laboratorio, desde una escuela, desde una fábrica, desde un comercio, desde una empresa, desde una industria colaboran todos los días en que el país siga adelante, sin poner palos en la rueda. Quiero agradecerles a esos…

Yo quiero decirles que ustedes son la fuerza pero que hay otros millones de argentinos, la inmensa mayoría, que también quiere vivir y seguir viviendo en un país que siga creciendo. Por eso, creo que tenemos que dirigirnos también a todos ellos para que juntos, podamos seguir construyendo esta Argentina.

Ayer, cuando hablaba con Omar Perotti, de Santa Fe, me decía que había pasado algo muy impresionante, me decía que la mística que habían generado los militantes, fundamentalmente los más jóvenes, había logrado que muchos hombres y mujeres de nuestro espacio político y tal vez otros que no eran de nuestro espacio político y que se habían ido a su casa, tal vez desilusionados, tal vez escépticos volvieran otra vez a la calle a trabajar y a creer.

Y yo creo que eso es lo que tenemos que lograr, que cada uno vuelva a creer, que cada uno vuelva a creer en el lugar en el que esté, que sepa que si está en el laboratorio está haciendo el mejor trabajo para su país; que sepa que si están en la universidad, le está dando clases y formando argentinos para que puedan pelearle mejor a la vida y al mundo. Si está en una fábrica, que sepa que está agregando valor, que está generando trabajo, que está dándole cosas para que otros argentinos consuman. Si es un empresario, que sepa que ha podido crecer y que ha podido ganar mucha plata porque esta Argentina creó un proyecto de reindustrialización, de inclusión social, de consumo, de educación que ha permitido y generado millones de puestos de trabajo, poder adquisitivo.

Miren, vengo de Europa y ustedes saben que fui a la FAO, a recibir un reconocimiento en nombre de todos los argentinos por los logros que hemos ha tenido la Argentina en materia de lucha contra el hambre, que yo digo que es lucha contra la pobreza. Y por primera vez, de todas las veces que me ha tocado ir a Roma, vi gente en la calle manifestando y pidiendo trabajo. Y, sin embargo, siguen con políticas que son las que provocaron esa situación.

Por eso, les digo que tengamos mucho cuidado, argentinos… Sí, claro, se ven en la calle, se ven en todas partes en Europa. Y además, saben qué, también me encontré por suerte con muchos argentinos que estaban vacacionando en Roma, lo cual también me puso muy contenta. Me encontré con dos pampeanas que me estaban esperando en la puerta del hotel y yo les pregunté si era la primera vez y me dijeron somos de La Pampa, y me dijeron no, es la segunda vez que venimos. Y cuándo vinieron antes, les digo yo, hace dos años me dicen. Ah, bueno, les digo yo, sí, sí, pero con reconocimiento lo hicieron. ¿Sabés lo que me dijeron? Gracias a vos. Les dije no, gracias a mí, no, gracias a vos que laburaste.

Yo lo único que hice, nosotros lo único que hicimos, fue construir los cimientos y construir las oportunidades. Porque lo que los argentinos estaban reclamando, no era que le regalaran cosas, sino que les dieran oportunidades para crecer, para estudiar, para trabajar, para investigar, para producir.

Entonces, la verdad que me sentí muy bien y me sentí muy bien también porque creo que tenemos que llevar nuestro mensaje, que está calando. Yo recién leía y ustedes me deben de haber escuchado, noticias que en Bélgica están construyendo legislación antibuitres, que hemos logrado también…Mañana, argentinos, se cumplen dos aniversarios.

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Mañana son 60 años de que bombardearon esta Casa de Gobierno. Vamos a inaugurar una muestra en el Museo del Bicentenario del pintor Eduardo Santoro y hemos encontrado en el ministerio de Defensa documentación muy importante de aquella etapa. Se encontró lo que era la agenda del día de la fecha del general Perón que obviamente estaba acá en la Casa de Gobierno el día del bombardeo. También informe de los daños, fotos originales, todos instrumentos que estaban aquí y que pertenecían al almirante Rojas y fueron encontrados en el ministerio de Defensa.

Miren cómo se acuerda la historia de ellos y cómo se acuerda de Perón y de Evita. No hace falta ni que silben. Ya está.

Claro que voy a estar con el pueblo en la calle, siempre, siempre.

Decía que mañana se cumplen 60 años y también mañana se cumple otro aniversario. Mañana se cumple un año en la sentencia de los buitres. Me acuerdo que un compañero, en una muy feliz metáfora, me dijo nos volvieron a bombardear la Plaza en un 16 de septiembre, porque ahora las armas son otras, ya no son dispositivos militares, porque ya no pueden y no sirven, ahora son, como decía el otro día un politólogo mexicano, en un importante artículo “Bases”, que son mediáticas, bases que son judiciales, en fin, han mutado los instrumentos de ataque al campo popular y, fundamentalmente, a los intereses populares.

Y después de un año, en los que nos predijeron las peores cosas, en las que nos dijeron que teníamos que pagar al contado. Alguien dijo son 1.600, que paguen al contado, hay que ir al juzgado de Griesa y poner uno arriba del otro y le dijimos no, no vamos a convalidar el despojo, queremos pagarle al 100 por ciento de los acreedores pero en condiciones justas, equitativas, legales e igualitarias para todos. Y menos mal que no seguimos los consejos, menos mal.

Porque hace unos días, salieron otras sentencias que ya no son mil y pico de millones de dólares, sino que son 20 mil millones de dólares, más de la mitad de las reservas para apenas el 7 por ciento de los acreedores, mientras que casi la mitad de lo que le pagamos al 93 por ciento de los acreedores. Miren, si le hubiéramos hecho caso a algunos que tuvieron tanto diario y tanta prensa.

Lo que más me preocupa como argentina, no ya como Presidenta, sino como ciudadana argentina, que tal vez cuando dijeron pagar todo al contado, lo dijeron porque realmente estaban convencidos de que con eso solucionaban las cosas. Así nos van después las cosas a los argentinos.

Por eso creo que por lo menos mereceríamos, digo yo, alguito, algún reconocimiento, que se les caiga alguna vez un “tenían razón, nos equivocamos”. No se les van a caer los anillos ni van a dejar de ser dirigentes políticos. Al contrario, cuando uno reconoce los errores, lejos está… al contrario, demuestra grandeza.

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Pero bueno, lo cierto es que tomamos una decisión, nos hicimos cargo de la decisión como siempre y bancamos presiones de toda índole, difamaciones, injurias, agravios, calumnias, campañas mediáticas y también, cosas que tal vez algún día se aclararán como fueron en la República Argentina.

Yo estoy convencida de que vamos a llegar a la verdad a fondo de muchas cosas que pasaron en la República Argentina y que tuvieron el claro intento de derrumbar al gobierno. Sin lugar a dudas. No creo en las casualidades.

Yo les pido, finalmente y para terminar, porque me esperan en el otro patio, esta consigna la tienen que ir cambiando… no si la tocan a Cristina, si tocan al pueblo, a sus derechos, a sus conquistas. Eso es lo que tienen que defender todos ustedes y los 40 millones de argentinos.

Muchas gracias, los quiero mucho a todos, gracias por el acompañamiento de siempre, por el amor y por el afecto. Los quiero mucho, de verdad.

Palabras de la Presidenta a la militancia, en el Patio de las Palmeras, luego del acto de anuncios e inauguraciones de obras en Casa Rosada.

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Hola, ¿tienen frío? ¿Nada de frío, por qué? Porque tenemos el calor del pueblo. Ay, esa consigna. “San Martín, Rosas, Perón” me hace acordar a uno de los momentos sinceramente, les digo, más emotivos que me haya tocado vivir. Bueno, pero les quiero contar que esta consigna que ustedes coreaban recién, de la línea histórica: San Martín, Rosas, Perón quería decirles que uno de los momentos más emotivos que he vivido y que no me voy a olvidar nunca fue un acto de los que tuvimos, durante la reciente Semana de Mayo. Uno de los momentos más impresionantes fue cuando llevamos el sable de San Martín, al Museo Histórico.

Ustedes saben que, voy a contar algo que no lo dije, pero lo voy a hacer ahora, la idea… ustedes vieron que fue muy emotivo todo, las gentes en las calles, los chiquitos con su disfraz de Granaderos, de San Martín, los chicos sintiendo la Patria, fue muy fuerte todo. Pero lo cierto es que, cuando vamos con el Granadero y la Granadera y que van llevando el sable, el tema es que yo quería desenvainar el sable y el Granadero me lo desenvainó antes, y cuando lo hizo lo dejó y lo depositó, arriba de la bandera del Ejército de los Andes, yo dije, agarro el sable y qué hago ahora. Porque yo, pobre el muchacho se ve que era un joven, se puso tan nervioso, tenía que depositar el sable y yo desenvainar, porque quería sentir esa sensación del pueblo, obviamente, del pueblo. Pero la verdad que cuando pude tocar esa hoja, y colocarla con su vaina, junto a los sables de Belgrano, de Dorrego, del Almirante Brown, de Juan Manuel de Rosas, enfrente estaba los de Zapiola, Las Heras, Mancilla, yo decía, qué historia que nos vendieron porque, en realidad, siempre nos querían hacer recordar al San Martín viejito, allá en París, que le daba…

No les enseñaron en toda la escuela primaria las 10 máximas, que San Martín le enseñaba a Merceditas y eso era todo lo que te repetían monocordemente. Entonces era un San Martín ya viejito, pero no nos contaban del otro San Martín, del San Martín del sable, del San Martín que liberaba continentes, del San Martín que decía: “lo importante es ser libre y lo demás no importa nada”. De ese San Martín.

La verdad que cuando quisimos llevar ese sable al Museo Histórico Nacional, donde era el legado histórico de quienes lo había recibido, que era Rosas, el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas y después su hija Manuelita… bueno se pasó de rosista este. Guarda que te van a acusar de mazorquero, pero la verdad que la ceremonia de poner allí la espada liberadora de medio continente, de ese San Martín que combatía, de ese San Martín que luchaba, de ese San Martín que amaba a su Patria y que le dolía su Patria era una historia que los argentinos nos merecíamos recuperar y por sobre todas las cosas contársela a los más chiquitos. Porque eso es también parte de la construcción histórica y cultural, que todavía nos adeudamos los argentinos, que nos cuenten y saber la verdadera historia.

Ustedes no saben, no se imaginan la cantidad de gente que no sabía que San Martín en su testamento le había legado, le había donado su sable corvo a Rosas. No lo sabían, y no estoy hablando de gente sin estudios, no, no, estoy hablando de gente con mucho estudio, preparada que no sabía esto, que fue ocultado prolijamente. Porque, claro, si en la escuela te enseñaban que Rosas era un tirano cómo San Martín – que había sido el Padre de la Patria – le iba a entregar el sable a un tirano. Por eso digo que esta lucha que viene, no de ahora, que viene de hace 200 años, y que ha sido también recuperar Mayo, porque ese 25 de mayo es también del pueblo y hemos recuperado también esa historia, que nos contaban edulcorada, de paraguas frente al Cabildo, de gente que te repartía escarapelitas. Mentiras, te repartían escarapelitas si te identificaban con la escarapela, él que no tenía escarapela no lo dejaban entrar porque sabían que eras contreras.

Esta es la verdadera historia que tenemos que saber los argentinos, cómo se ha construido la Patria, porque si sabemos cómo se construyó la Patria, si sabemos los instrumentos con los cuales los patriotas, los Padres de la Patria fundaron la Patria, si conocemos por qué nos dividieron, por qué nos enfrentaron muchas veces artificialmente no sólo adentro del país, sino también entre nosotros y otros países, si sabemos estás historias nunca más van a volver a engañarnos y nunca más nos vamos a equivocar.

Esa es la idea que me persiguió siempre desde muy joven, cómo empoderar a la gente, no solamente desde los derechos, como los de hoy, como la Asignación Universal por Hijo, con el Procrear, con las jubilaciones y cada uno de los derechos conquistados, de los programas y las políticas públicas, pero entender y saber que es la única manera de construir un país grande, no puede haber nación si no hay un pueblo feliz que goce de sus derechos con alegría, como nos enseñaba Jauretche a tener alegría y felicidad, a hacer las cosas con mucha alegría. Por eso, cuando estuve en Roma, también, además de encontrarme con personas muy importantes también me fueron a ver otros: científicos y científicas, que viven en Roma, para agradecernos las políticas, que llevamos a cabo, en materia de ciencia y tecnología.

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Me encontré con una que ahora retorna al país, con el Programa Raíces, por ejemplo, me encontré también con argentinos y argentinas que se habían ido, allá en los años 70, amenazados, con temor; me encontré con el hijo de Silvio Frondizi, tal vez a ustedes les suene el apellido porque hubo un Presidente que se llamó Arturo Frondizi. Un hermano suyo, Silvio Frondizi, un gran intelectual fue asesinado por la Triple A, y su hijo Julio, vive en Roma y me contaba que va a intentar volver al país, pero que todavía le cuesta mucho pero que ahora tiene un poco más de tranquilidad. Y me encontré también con un montón de gente de mi edad y mayor que yo también, que nos agradecían no solamente la política de derechos humanos. Saben qué, eso fue lo que más me conmovió, saben qué nos agradecieron dos o tres personas, que estaban allí, que suelen venir cada tanto a la Argentina y que ahora habían vuelto y después de mucho tiempo habían vuelto a sentir que la política había retornado a la Argentina, porque cuando venían sentíamos mucha bronca, mucha rabia que la gente no quisiera hablar de política, es más que denostarán a la política. Y nos contaban que venían a la Argentina y veían a una Argentina politizada. Los que quieren convencerlos que la politización divide nos están engañando, lo que quiere es que vuelvan a ser todos unos tontos, que no discutan nada para que nos vuelvan a meter el perro.

No le tengan temor a la discusión política porque saben qué hemos aprendido a discutir en democracia, hemos aprendido a disentir en democracia. No le tengan miedo al disenso, esos que dicen que la política divide, que la discusión. No, mentiras, eso hace crecer, al contrario. Y también quiero decirles a todos los partidos, de origen, de raigambre, de historia nacional democrática y popular que, por favor, más allá de las diferencias que podamos tener no permitamos de ninguna manera el retorno a un pasado que ocasionó una Argentina de pobreza, de desocupación, de tragedia y de exclusión; defendamos esta Argentina de la inclusión.

Defendámosla los 40 millones de argentinos y la mejor manera es explicarle al compatriota que ha logrado una mejora económica, que ha logrado comprarse un autito, una casa, que por ahí cree que es solamente por su esfuerzo personal, explicarles que esto es producto, también, de una política pública global.

Porque, a ver, en el 2001, en el 2003 cuando en la Argentina imperaba el trueque, cuando había papelitos en las provincias, en lugar de monedas, ¿acaso no trabajábamos los argentinos, acaso no teníamos voluntad de trabajar? ¿Éramos vagos? No, el país no nos daba oportunidades, no nos daba posibilidades. Por eso a cada argentino, con mucha paciencia, sin enojarse, sin ofenderlo, con todo el tiempo que tengamos que tomarnos expliquémosle a cada uno, en una tarea más que militante patriótica, de que hemos podido construir este país con bienestar, con inclusión, a partir de políticas claras, de no subordinación a los intereses de afuera, porque creemos que somos un país soberano, porque sabemos que tenemos que vivir en un mundo globalizado, pero vivir en un mundo globalizado no significa estar subordinados intelectual, cultural o económicamente. Formamos parte de un mundo y queremos tener relaciones con todo el mundo.

Por eso, la tarea patriótica es hablar, es predicar, como dije el otro día, en el Museo, que recuerda a Las Malvinas, a los que dicen – desde afuera – que somos amenazantes, como decía el primer ministro inglés. No, nosotros no somos amenazantes, nosotros tenemos una sola arma, que es la palabra. Y además tenemos algo muy importante: lo que hemos demostrado que podemos hacer porque no nos hemos dedicado a hablar únicamente; primero nos pusimos a trabajar, porque para que crean todos ustedes en nuestra palabra. Uy nuestra palabra, mirá, vi alguna bandera del PC ahí, eso es una concesión a los compañeros de la Federación que nos acompañan del PC, nuestra palabra, bien.

Quiero decirles que fundamentalmente si somos creíbles en nuestra palabra no es porque hablemos lindo, o porque construyamos lindos discursos. No, no, no, primero construimos un país, y después entonces, ustedes empezaron a creer otra vez, por eso el valor de la palabra, que además está representado en los hechos, en las políticas, en lo que hemos cambiado, en lo que hemos transformado y que tiene que seguir siendo profundizado este cambio, porque faltan muchas cosas y porque – como lo dije alguna vez – mientras haya algún argentino que todavía no haya conseguido trabajo, mientras haya alguna chica que todavía no tenga las posibilidades de elegir qué vida quiere, si estudiar, si trabajar, mientras haya alguien que todavía no le pueda dar a sus hijos la educación que se merecen, todavía estaremos en deuda y será necesario seguir trabajando, gobernando y conduciendo el país con energía, con convicción, con patriotismo y con mucho amor, con mucho amor por el otro y con un profundo amor por el país.

Yo quiero agradecerles a todos ustedes el cariño y el afecto, quiero agradecerles porque seguramente muchos de ustedes estuvieron en esa maravillosa Plaza, el 25 de Mayo, que jamás olvidaré y quiero decirles que no se preocupen ¿y a dónde quieren que me vaya? Si yo soy argentina y vivo acá y pienso seguir viviendo acá.

Finalmente, chicos, para todos aquellos que se hacen los rulos, que andan elucubrando qué hará, qué no hará. Miren, yo no nací presidenta, yo lo que nací fue mujer, argentina y después me hice peronista, así que con eso alcanza y sobra. Muchas gracias, los quiero mucho a todos y todas.

Necesitamos que los distintos dirigentes responsables de las organizaciones, también organicen cursos de formación sobre política internacional, sobre historia internacional.

Ustedes se dieron cuenta que prácticamente, salvo cuestiones catastróficas o muy evidentes, parece como que la Argentina fuera un planeta solo en el mundo, que no existiera el resto, porque no hay una sola noticia internacional de nada, de las económicas ni hablemos.

Tenemos que prepararnos, tenemos que saber, porque al que no estudia, al que no sabe lo que pasa y cómo se fueron produciendo los acontecimientos, lo llevan de la nariz. Sobre todo, en un mundo, donde los medios de comunicación y, fundamentalmente también, las redes sociales han adquirido una gran importancia, el problema es la selectividad de la información.

 

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